sábado, 26 de noviembre de 2011

Hoy es hoy

A veces quisiera releer, de Borges, un cuento llamado "El otro", del que guardo una memoria difusa, desde el título que podría no ser este, hasta el desarrollo. Recuerdo que, sentado en un banco de plaza, Borges se encuentra con otra versión de sí mismo, con la que conversa sin notar hasta avanzada la charla quien es su interlocutor; solo retengo esa idea, quizás el temario de la conversación sea más interesante aun que lo que la amnesia perdonó, y más que quizás, probablemente, y no digo seguramente porque nunca estoy del todo seguro, y siempre o mejor dicho casi siempre evito afirmar los absolutos: siempre, nunca, todo, nada.

No conozco todo el mundo, ni siquiera mucho, pero lo que alcancé a ver me permite dar constancia, a partir de una extrapolación estadística, de que la gente que nos rodea tiene por lo menos dos caras, y de que esta dualidad es en realidad una torpe y absurda simplificación de lo múltiple y lo polifacético. El genial Discépolo la propuso como necesario resumen para la letra de un tango, en los conceptos biblia y calefón, donde cada uno de estos abarca un compendio, y entre ambos hemisferios, distintos, opuestos y complementarios, se forma la esfera, cuerpo geometrico de infinitas caras, y por infinitas, todas.

Vamos por ahí, cada uno de nosotros, con nuestro cambalache a cuestas. Debe haber un banquero español preocupado más por las personas que por sus euros, un cirujano plástico deseoso de poner un seno arriba y otro debajo del ombligo, algún cardenal que experimente la pobreza y algún militar que llore al ver el cadáver de un enemigo, e intuyo sus razones o les hago suyas las mías, como también las del astronauta italiano que mantiene un huerto pero no tiene ganas de ninguna otra cosa hasta que la estrella caiga al mar, señal sobre la que no se pusieron de acuerdo.

Tengo en estos días de convalecencia tiempo libre, y memorables encuentros conmigo mismo, en forma de charlas, monólogos, interrogatorios, reportajes y tormentas de ideas (no quería usar el anglicismo). No se trata de que yo no sepa lo que quiero o tenga dudas sobre lo que pienso; el que está escribiendo este párrafo acá y ahora si lo sabe, lo tiene clarísimo, es casi lo mismo que lo que quería el que escribió el resto de esta entrada, salvo algún pequeño matiz. Tengo claro también que si alargo esta disertación, corro el riesgo de que otro de mis inquilinos tome el teclado.

Ahora, si encuentran alguna contradicción entre lo de hoy y lo de ayer, entre esto y lo otro, ya saben a qué se debe, aunque para eso debería darse el caso de que la comparación sea posible, y sea el mismo ustedes el que compare, porque si no será un correveidile, donde uno de ustedes leyó a uno de mis yo, otro de sus ustedes leyó a otro de mis yo, sus ambos ustedes le fueron con el cuento deformado a un tercer ustedes sobre lo que dos yo míos sobre los que no respondo ni pongo las manos en el fuego pueden haber dicho.

¿Y mañana?. Será otro día.

1 comentario:

  1. ¡¡¡Muy bueno!!! y totalmente cierto. Yo tengo varias caras... no sé si múltiples, pero desde luego más de dos, seguro. Aunque bien es cierto que son dos las preponderantes, son dos las protagonistas de la peli de mi vida, que es a veces, comedia; a veces, dramón; y a veces una mierda.

    Saludos

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