viernes, 19 de julio de 2013

Arthur Cravan

Otro ejemplo ilustrado de lo fortuito.

Desde que Arthur Cravan nació y murió hasta que yo supe de él pasó un siglo y varias generaciones, entre las que incluyo varias transcurridas sobre mí mismo.

No sé que hacían estos amigos míos en Lomas de Zamora esa mañana o esa tarde, antes de ser mis amigos. Apenas me llegó una película absurda y delirante que -de casualidad, cuando no- me llamó la atención. Un tipo pintón y un tipo pintoresco, y esos versos recitados que me causaron algo que me trajo hasta aquí, donde enhebro esto en la confianza de ser una cuenta más en una carrera de postas que hoy te alcanza.

haganme el favor de tirar a la basura toda esa dignidad,
vayan a correr por el campo,
atraviesen las planicies a galope tendido como un caballo,
salten la cuerda, y cuando tengan seis años de vuelta
ya no sabrán nada, y verán cosas extraordinarias



¡Hie! 

¿Qué alma disputará mi cuerpo?
Oigo la música:
¿me arrastrará?
Me gusta tanto el baile
y las locuras físicas
que siento con evidencia
que, de haber sido jovencita,
habría acabado mal.
Pero desde que estoy sumergido
en la lectura de esta revista ilustrada
juraría no haber visto en mi vida
fotografías tan maravillosas:
el océano perezoso meneando las chimeneas,
veo en el puerto, sobre el puente de los vapores,
entre mercancías imprecisas,
mezclarse los chóferes con los marineros;
cuerpos lisos como máquinas,
mil objetos de la China,
las modas y los inventos;
luego, dispuestos a atravesar la ciudad,
en la suavidad de los automóviles,
los poetas y los boxeadores.
¿Cuál es esta noche mi error?
¿Qué entre tanta tristeza
todo me parece bello?
El dinero que es real,
la paz, las vastas empresas,
los autobuses y las tumbas;
los campos, el deporte, las queridas,
hasta la vida inimitable de los hoteles.
Quisiera estar en Viena y en Calcuta.
Tomar todos los trenes y todos lo navíos,
fornicar con todas las mujeres y engullir todos los platos.
Mundano, químico, puta, borracho, músico, obrero, pintor, acróbata, actor;
viejo, niño, estafador, granuja, ángel y juerguista; millonario, burgués, cactus, jirafa o cuervo;
cobarde, héroe, negro, mono, Don Juan, rufián, lord, campesino, cazador, industrial,
fauna y flora:
¡soy todas las cosas, todos lo hombres y todos los animales!
¿Qué hacer?
Probaré con el aire libre,
¡quizás ahí podría prescindir
de mi funesta pluralidad!
Y mientras la luna
más allá de los castaños,
 unce sus lebreles,
e, igual que un caleidoscopio
mis abstracciones
elaboran las variaciones
de los acordes
de mi cuerpo,
que mis dedos pegados
a la delicia de mis llaves
absorben frescos síncopes,
bajo mociones inmortales
mis tirantes vibran;
y, peatón ideal
del Palacio Real,
me embriago de candor
incluso con los malos olores.
Repleto de una mezcla
de elefante y de ángel,
lector mío, paseo bajo la luna
tu futura no fortuna,
armada con tanta álgebra
que, sin deseos sensuales,
entreveo, fumadero del beso
coño, mamada, agua, África y descanso fúnebre,
detrás de los estores ya tranquilos,
la calma de los burdeles.
Bálsamo, ¡oh mi razón!
Todo París es atroz y yo odio mi casa.
Los cafés ya están oscuros.
Sólo queda, ¡oh mis histerias!
Los claros establos
de los urinarios.
Ya no puedo seguir quedándome fuera.
Esta es tu cama; sé tonto y duerme.
Pero, último inquilino
que se rasca tristemente los pies,
y, aunque cayendo a medias,
si yo oyese sobre la tierra
retumbar las locomotoras,
¡cuán atentas podrían volverse mis almas!

martes, 16 de julio de 2013

Elecciones

Elecciones,
y aparecen todos
los vivos y los fantasmas
a llenarnos de promesas,
a volvernos a mentir
un pasado o un futuro
mejor o peor pero distinto,
votemos el cambio,
el cambio seguro,
el cambio que hace falta,
el cambio que viene,
el cambio de la hora,
el cambio del juego.

Algunos se instalan en locales
y otros pasean pancartas luminosas
por las avenidas principales
haciendo sonar la bocina,
lo que sea por un voto,
vale todo
hasta la hipocresía perfecta
de la mentira
conocida
y los rumores de rumores
de que nuestra vida depende
de un nuevo poder
o del equilibrio
siempre inestable
de lo que somos,
lo que decimos
y lo que hacemos.

viernes, 12 de julio de 2013

anónimo de mí

Después
de hacer lo que hicimos
jugar a no decirlo,
somos perfectos, pensé en algún momento,
generosos,
olvidados y abandonados,
recordaba versos al azar,
ratificaba
desde la evidencia plena,
hablamos de tantas cosas tan lindas,
nos llevamos sin darnos tiempo a dejarnos llevar,
mil frenesíes,
tan anónimos de nosotros
agricultores de poemas y memorias.

lunes, 8 de julio de 2013

Jack Kerouac

La única gente que me interesa es la que está loca, la gente que está loca por vivir, loca por hablar, loca por salvarse, con ganas de todo al mismo tiempo, la gente que nunca bosteza ni habla de lugares comunes, sino que arde, arde como fabulosos cohetes amarillos explotando igual que arañas entre las estrellas

JK

viernes, 5 de julio de 2013

¿Cuánto dura el amor?

¿Cuánto dura el amor?

Cuanto debe durar el amor es una pregunta lícita aunque los puristas ensayen una mueca de desagrado ante la posibilidad de que no sea eterno. El amor es un estado de ánimo, es una luz que se proyecta desde nosotros mismos. Cada uno de nosotros es un farol en un desierto, en un mar de sombras, y si no vemos la oscuridad es sólo por ser lo que somos o por estar rodeados de los que estamos rodeados, o por ambas cosas en el que es casi -casi- el mejor de los casos. Hay un caso mejor que se nos niega con frecuencia que es el de sumar nuestras luces a las de otra persona, en una operación mucho más compleja que la adición matemática.

Un amor puede durar horas o una vida.
De las muchas maneras de medirlo, la duración es la más desacertada.

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