martes, 31 de enero de 2012

¿Y ahora que?

La pregunta desnuda la duda, y la duda desviste el temor.

Confieso no sentirme preparado para lo que sigue. Quizás si lo esté, pero no lo siento así. Muchas veces he tenido el ánimo desprotegido, anduve deambulando medio atontado, esperando un cachetazo que me despierte, o que me duerma, y me permita descansar un rato de los fantasmas. Aun estoy vivo, y no podría decir que "me va mal", por lo que debo deducir que me haya sentido o no preparado, que lo haya estado o no, no han hecho mayor diferencia.

Esta sensación, la de no saber que viene, por un lado estimula, por otro lado asusta. Quizás el hecho de que esté lloviendo y no haya sol tenga que ver. Por algo, los antiguos adoraban al Sol, como dador de dones, como generador de vida. ¿Eran creencias primitivas, no?. Adorar al sol, el agua, la tierra. Después apareció otro que dijo "Todo esto lo invente yo" y allí nos fuimos, crédulos, como si el hacedor fuera más importante que la obra. El caso es que llueve, es un día gris, y una cierta tristeza se apodera de mí.

Tengo un día así. Debiera estar más o menos contento, pero no me sale aun. Si creyera que el dinero hace la felicidad, tendría el consuelo de una indemnización. Es cierto que calma los nervios. Puedo aguantar unos meses. Si consigo pronto un nuevo empleo, puedo capitalizar unos pesos, lo que no viene nada mal. Hay algunas cosas postergadas, por falta de presupuesto.

Miro el jardín. El agua lo revive. Los verdes se ven más limpios, y el mar de pinocha gana un color naranja. La grama finalmente está ganando donde faltaba cubrir, ya casi todo está verde, o parece verde desde aquí. Las orquídeas comienzan a florecer. En un par de semanas, o quizás un poco más, habré o habremos o le habremos pagado a alguien para que pinte lo que tenemos que pintar. Me falta colgar algún cuadro en su nueva ubicación, hay un par de adornos nuevos que quiero ubicar donde se luzcan. Los plantines de frambuesa parecen prosperar.

Curioso, pero confirmado. Una casa cada vez más personal y más linda, un jardín que gratifica. Se nota, tanto en la casa como en el jardín, el propósito de mejorar. Uno se pone un objetivo, traza un plan, lo ejecuta, ¡y funciona!. Si todo fuera tan sencillo. O al menos, tan inexorable.

lunes, 30 de enero de 2012

Recursos Humanos

Un neologismo más.

Hace un tiempo, antes de que nos llegara la globalización y la modernidad, en las empresas había una "Oficina de Personal", encargada de reclutar gente, liquidar sueldos, programar vacaciones, hacer regalos a los empleados que se hacían padres, distribuir útiles a los empleados que tenían hijos en edad escolar. Oficinas que tenían que ver con las personas. Las personas eran una parte de la empresa, destinadas a permanecer.

Ahora, tenemos "Departamentos de Recursos Humanos". El giro idiomático no es casual, desde ya. Las empresas elaboran productos y servicios, para lo que requieren insumos. Licencias de software por aqui, máquinas por allá, materiales. Todo lo necesario para obtener lo que se vende es materia prima, y se compra, se usa y se descarta lo que sobra. Ya no se toma un empleado de por vida, se lo toma por el tiempo que haga falta, se sale de shopping, se compra (mejor si esta en liquidaciòn), se usa, y apenas se pueda, se descarta.

¿Serà este el "lado humano" del capital?.

¿A cuanto cotiza el kilo de operario calificado?. ¿En cuanto tiempo se amortiza el proceso de incorporación de un empleado?. ¿Cual es la tasa de retorno de los técnicos?.

A los pollos, se los incuba, y se les da de comer en tanto y en cuanto lo que comen cuesta menos que el valor del peso que ganan; pasado ese punto, en que la comida del pollo cuesta mas que lo que vale el peso que gana, se faena. Pasa lo mismo con los chanchos y con las vacas. Pasa con todos los animales que tengan una cabeza que pueda ser cortada.

Así fue como, después de 4 años y medio de engordar, para satisfacción de mis empleadores, es mi cabeza la que rueda, para satisfacer a los empleadores de mis empleadores. La letra con sangre entra, decían por ahí, y los mismos que en algun momento me felicitaron por hacer cortar alguna cabeza, hoy cortan la mia; y es como aquel poema, "estan golpeando a mi puerta", y pienso, necios de ellos, que creen tener el cuello a salvo.

viernes, 27 de enero de 2012

(Des) Inspiración

Como una iluminación celestial,
como si viera un Cristo resucitado,
se me revela la verdad de un solo golpe,
y un tropel de palabras se amontona,
desordenadas como las voces de los ebrios,
ansiosas como jóvenes amantes
ante la imprecisa cercanía de un beso,
acechándome a contraluz, tensas, vigilantes,
como montañas en el ocaso de un día claro.

Quisiera encontrar la memoria necesaria,
la que resume y expresa el hallazgo,
pero el origen de todo está oculto,
protegido de impacientes y de urgidos.

Las imágenes y voces se hacen éxodos,
escondiendo la verdad tras las estrellas,
los versos se han ido, como los judíos,
dejándome solo el eco de la diáspora.

Aquí estoy, buscando oro entre las tumbas,
como el noctámbulo guardián del cementerio,
profanando lápidas a ciegas, tras la tuya.

Entre las sombras y los muertos,
sobrevive el fantasma de un músico,
ante un pentagrama poblado de silencios.

lunes, 23 de enero de 2012

Del mar

Caminante no hay caminos,
sino estelas en la mar.


Perdido en el mar,
hallé en tu lecho,
una isla,
donde mi soledad descansa,
de la suerte del naufragio.

Erguida y paciente,
me llamaste con tus ojos,
una luz profunda y segura,
un faro pendiente,
de la deriva,
de mi cáscara de nuez,
frágil navío.

Te hiciste puerto al recogerme,
entre tus muelles generosos,
echamos anclas a dos manos,
amarrándonos con brazos y con piernas,
gané tu tierra firme,
y hallé valles y colinas y bahías,
y el vientre donde anido.

viernes, 20 de enero de 2012

Elogio de la crítica

Yo creo que la perfección es posible, pero inalcanzable.

Todo pudo haberse hecho mejor de lo que se hizo, y todo lo que puede volver a hacerse puede volver a hacerse mejor. Seguramente, mañana encontraré que esto que digo hoy no lo dije de la mejor manera posible, al igual que hoy, que encuentro errores e imperfecciones en lo que dije ayer.

Siempre que hacemos, cualquier cosa que hagamos, la hacemos con restricciones al ideal de las posibilidades. Restricciones de tiempo, o de dinero, o de conocimiento; siempre nos encontramos con que alguno de los presupuestos disponibles es insuficiente. Entonces hacemos lo que podemos, como podemos, como nos sale, que no es siempre lo que queremos o lo que debemos o lo que necesitamos hacer. Siempre queda una carencia. Siempre queda un detalle para recalcarnos y recordarnos nuestra condición humana.

No me molestan las críticas, en modo alguno. Algunas las acepto, otras las cuestiono, otras las ignoro y otras las contradigo, pero no me ofenden. Si me ofenden mis errores. Hay algo de mí que sufre -vanidad, orgullo, autoestima- cuando caigo en la cuenta de un error, de haber obrado mal, de no haber hecho, de callar cuando no quería o no debía o de hablar cuando no hacía falta y el silencio era una opción válida. Y es terrible la autocrítica, impiadosa, cuando lastimo sin intención, o peor aun cuando la voluntad de herir se va y queda acusándome la herida en un afecto, sea por hacer mal o por dejar de hacer, sea por callar o por decir.

Creo firmemente en lo que digo cuando digo -si no creyera que podés hacerlo mejor, no te criticaría-. Tiene mucha relación con lo que dicen los chinos, o lo que dicen que dicen los chinos, si un problema no tiene solución, no es un problema, o con lo que le atribuyó José Hernández al gaucho sabio en el Martín Fierro, al que nace barrigón, es al ñudo que lo fajen. Si no se puede cambiar, hay que aceptar. Como lo dice un poco mejor esa ¿plegaria? -que resumo- que pide serenidad para aceptar lo que no se puede cambiar, valor para cambiar lo que se puede y sabiduría para reconocer la diferencia.

Y es así de lógico: si P => Q, ¬Q => ¬P. (Si P implica Q, no Q implica no P). Sé que hay gente que no lo entiende, pero es como el principio de Arquímedes o el Teorema de Pitágoras o el Padre Nuestro, quizás no sabemos qué significa, quizás lo memorizamos sin aprehenderlo, pero sabemos decirlo. Si P (no creyera que podés hacerlo mejor) implica Q (no te criticaría), no Q (no no te criticaría) implica no P (no no creyera que podes hacerlo mejor).

Así como creo en eso, creo necesariamente en su complemento -te crítico porque te reconozco capaz de lo perfecto-. En tanto piense que podés hacerlo mejor, la perfección sigue siendo un ideal factible, que a lo sumo estará escondido a varias mejoras de distancia.

Y entiendo que una crítica que no responda a esta afirmación -Si no creyera que podes hacerlo mejor, no te criticaría- y a su corolario -Te crítico porque te reconozco capaz de lo perfecto- no es una crítica, sino una queja estéril, un rezongo inútil.

Así que ... ¡bienvenidas sean las críticas!.

Y mucho cuidado con decir "No podrías haberlo hecho mejor", porque sé que para algunos eso es una felicitación, pero si la idea de este post está más o menos clara, los que entendemos de ironía sabemos que, entre esas flores, puede haber un puñal.

miércoles, 18 de enero de 2012

Urgencias

Nacen huerfanos de propòsito,
intentos de poemas prescindibles,
tibios, transparentes y livianos,
como el agua del baño de los bebes.

Mi corazon envejece en la costumbre
de la predecible certeza de tu amor,
y late dòcil sin angustias y temores.

Es tan real la satisfacción de los placeres,
como la apacible ilusion de estar saciado,
pero es fugaz el encanto de la calma.

Mis versos necesitan con urgencia,
un poco de tu ausencia en mi costado,
un eclipse entre tu boca y tu entrepierna.
sentir el frìo del acero en la garganta,
que se inunde el mar a tempestades,
y que me aturdas entre embrujos y desaires.

¡Otra vez sopa!

El fin no justifica los medios.

Lo escuchamos,

lo decimos,

lo repetimos,

lo creemos.

¡Llego la hora de defenderlo!.


El fin no justifica los medios. Nunca.
Ni aunque el fin sea bueno, ni aunque el medio sea bueno.

Hablaba alguna vez con una amiga, a la que le pregunte ¿Mentiste alguna vez para ganar una discusion?. No, nunca, fue su respuesta. Insistì: ¿Ahora tampoco?. Cedio: Bueno, ahora si.

Cuidado con la ley SOPA.

Proteger los derechos de autor de los autores en un buen fin.
Impedir que yo le preste a quien quiera lo que quiera no es un buen fin.

Y controlar en forma preventiva lo que se publica en internet, dar de baja sitios por contener enlaces, mediante resoluciones administrativas y algoritmos de computacion, es, definitivamente, un PESIMO MEDIO.

Gran Hermano esta ansioso por meterse en nuestra cama, a ver que hacemos, en nuestra almohada, a ver que soñamos. Existe una tarea de inteligencia, que husmea mails, a ver si encuentra algo. Esta ahi, como HAL 9000, atento a todo, buscando y hurgando. Se llama ECHELON. Y lo peor es que ni siquiera lo niegan.

Cuidado. Cuidadito. Las corporaciones son la cara visible de esta cruzada, defendiendo sus desmedidos intereses econòmicos, pero en el fondo esta alguien, arrepentido de lo universal de esta herramienta, deseoso de ponerle lìmites. Hoy son las peliculas y los discos, mañana los libros, pasado mañana las ideas.

martes, 17 de enero de 2012

Hay que matar al mensajero

Me pasa, bastante a menudo, que algo me deja pensando.

Quienes me conocen mejor, saben que siempre agradezco dos veces un presente: primero al recibirlo, antes de abrirlo, y luego después de verlo y saber de qué se trata. Jamás digo que algo no me gustó, o que es feo, o que no lo preciso. Si el que me hace el obsequio me quiere, seguramente ha invertido algo más que dinero, un poco de tiempo, y si es de los míos, además de tiempo y dinero, se habrá esmerado en regalarme algo que piensa que me agrada y que también le agrada a él. Así al menos soy yo. No regalo lo que no me gusta. Es una actitud egoísta quizás, regalar solo las cosas que me gustan a mí. Aunque sepa que a vos te encanta esa prenda, si a mí no me gusta, no te la regalo. Prefiero correr el riesgo de que mi obsequio no te agrade, antes que apostar a seguro en lo que no me satisface. Regalo algo más que el tiempo dedicado a la elección -y el tiempo dedicado a ganar el dinero necesario- regalo mi voluntad y mi intención de encontrar un gusto en común, un punto de unión con el agasajado.

Leo lo que alguien escribió, cuando veo que alguien actualizó voy a ver qué dijo. Como si fuera un obsequio, lo desenvuelvo, a ver que me toca. Leo y leo. Sé que podría dejar muchos más comentarios de los que dejo, pero elijo el silencio la mayor parte de las veces. En algunas oportunidades, un poema me pega en el rostro y me despierta, alguna vez encontré útil aportar un punto de vista o un matiz sobre alguna idea, escasas veces dejé un comentario a modo de saludo. Alguna vez me pareció ver una conexión entre algún post mío y otro, como si me contestaran desde otro blog. Sé que la mente tiene esas cosas. Muy probablemente, este post en particular haya nacido, o mejor dicho haya sido concebido, como respuesta a uno o más artículos ajenos. Distingo entre nacimiento y concepción, porque la parte donde respondía no sé donde está, y veo que el viento sacudió la pluma y la llevó a donde quiso.

Uno escribe y escribe. A veces en papel, a veces en el teclado, y muchas veces en el aire, mientras manejo, mientras viajo, mientras trabajo en el jardín, voy pensando en palabras y combinaciones, reciclando ideas, destilando ideas, a ver qué queda de ellas. Tengo algunas hermosas combinaciones de palabras, que no publico, porque serán técnicamente correctas y hasta quizás amenas e interesantes, pero no me representan. Las releo, y no me veo entre líneas. No parece mi voz. Volviendo al punto, si no me gusta, no lo regalo. Si fuera Borges, quizás María Kodama estaría esperando que me muera para publicarme. No es el caso. No lo lamento por eso, no me interesa ni ser Borges ni vivir con María Kodama, aunque lo poco conocido que soy alimenta mi orgullo, y poder vivir de este don y no de un oficio tecnológico me haría muy dichoso. El caso es que, si no me gusta, no lo publico.

Pero, como uno cambia y las letras no, o uno cambia con más facilidad que las palabras, encuentro que en algún momento publiqué cosas que hoy no me agradan. Si volviera a empezar, no sé si podría reescribir las cosas que escribí, de esa manera. Del mismo modo, de pronto encuentro como borrador algo y lo releo y hoy si, hoy me agrada. Es difícil ser juez de uno mismo. No voy a pedir que me devuelvan nada de lo publicado, que dejó de pertenecerme desde el momento en que vio la luz, y es muy probable que, muchos de los que hoy son borradores, terminen por conquistarme con el tiempo.

Y esto que es: ¿cambio o evolución?. No sé, ni me importa. Podría decir de mi mismo que me reservo todos los derechos, incluso el de contradecirme, excepto en esta reserva. ¿Es una paradoja?. Así lo quise, pero debería sacar papel y lápiz y hacer un ejercicio de lógica para confirmarlo. Releo y creo que es lo mismo decir todo eso que cortar en cualquiera de las dos comas de la frase. A veces, escucho que escribo innecesariamente las cosas en difícil, cosa que discuto, porque no queda claro de quien es cual necesidad. Es lo que hay. Ojalá te agrade que sea lo que soy, o que hable como hablo. Me conformo con que me aprecien las personas que me importan (y si no, el mundo es grande).

Quizás me consideren un loco lindo, un tipo fuera de norma. Sé que soy un bicho raro. En primer lugar, porque me pongo en objetivo, y un bicho es un bicho, y lo raro es raro, y ni ser bicho o dejar de serlo y/o ser raro o dejar de serlo es bueno o es malo. No le pongo una connotación positiva o negativa a la expresión. O quizás sí. No tengo ningún problema en ser un bicho raro, es más, me encanta que me consideren un bicho raro, un sapo de otro pozo, una persona extraña, un tipo medio pirado. Una catarata de elogios.

PD:
Si el regalo no te gusta, quien te lo obsequio no debe saberlo.
Hay que matar al mensajero, para que no trascienda la desilusion.

Mi sangre

Mi voluntad,
carcelera de mi mismo,
yace en mi sangre,
que me recorre,
que me conoce,
que me gobierna,
testaférrea de mi carne.

Presa en mis venas,
mantiene el instinto alerta,
nutre el músculo,
y esconde las intenciones,
del hombre en sus cavernas.

Oxidada y líquida,
del color de las pasiones,
la vida que me circula,
elije tus besos,
para jugar vampiros,
y matar y morir,
cruzando piernas y sangrías.

lunes, 16 de enero de 2012

El fin del futuro

Cuando no tenga más futuro,
me beberé uno a uno,
todos los recuerdos añejados,
que tatuaste en mi piel,

Pedazos de vida,
rescatados en las noches,
restos del naufragio,
tan útiles como campanas,
llamando,
a la asamblea del desierto.

Se nos va la vida,
al tiempo que va viniendo.

No le temo a las órbitas,
ni a las vueltas,
ni a las norias,
le temo a repetir,
los errores de tu ausencia,
me quedaré en silencio,
haciéndote insomnio y fuga.

viernes, 13 de enero de 2012

Sorpresa

Estás fría, ausente. No quería que te fueras tan rápido; me quedaron algunas cosas por decirte, atragantadas.

No sé en qué momento te perdí, en qué momento decidiste elegirlo. Nunca me contaste tus razones. ¿Debí creer lo que te oí cuchichear con tus amigas, a las que les decías que querías vivir al lado de una persona “normal”?. ¿Eso querías?. ¿Y yo qué? ¿Soy anormal?. No existe tal cosa, no existe tal concepto. No hay gente normal o anormal. Hay gente que se porta como vos esperás, que hace lo que vos esperás –casi lo mismo que tus deseos-, que hace lo que le dijeron sus padres y sus abuelos, sus maestras y sus catequistas, y gente que no. Hay gente que considera que un ramo de flores es suficiente sorpresa, y gente (me incluyo) que desconfía de las sorpresas menores.

No sé qué le viste. A mí nada en él me llamó la atención. Desde que supe de su existencia, hasta la última vez que lo vi, con su cara de vaca boba entrando al matadero. Ese día estaba solo. Apenas me vio, me reconoció. Yo solo atiné a mirarlo y descargarle un insulto que no pudo responder. Murmuró o balbuceó algo incomprensible, un hilo de voz apagado, con una mezcla de vergüenza en la cara y miedo en la garganta. No sé si me conoció por alguna foto, o si nos habrá visto juntos alguna vez, ni cuantas veces me habrá visto salir de casa mientras te esperaba. Yo sí, debo confesarte, los vi juntos. Nunca te lo dije, y sé que ahora es un poco tarde para esa formalidad. Quizás si te lo hubiera dicho apenas lo supe podríamos habernos salvado todos. Quizás si no te hubiera ocultado la verdad hubieras entendido. Lo descubrí hace más o menos un mes, de casualidad. Cuando lo supe, supe también que hacía mucho que se trataban. Flor de cobarde resultó ser tu tipo normal. En cuatro años largos, no tuvo el valor en plantarse ante mí y reclamarte. Lo enfrenté, pero no se bancó el cara-a-cara, y desapareció, se escondió bajo la tierra.

Fui testigo de cómo te alejaste de mí después, poco a poco. Sé que te sonreías cuando lo imaginabas, recreando sus encuentros. Sabía entonces que tu corazón no estaba conmigo, pero no que se iría detrás de un recuerdo. Nos acercamos al infierno un poco más. Vos, cada día más ausente y más triste, y yo, cada vez más silencioso e impaciente. Lo extrañabas, lo sé. Cada día te dedicabas a su memoria. Él. Él. Él. Una mezcla de ausencia permanente y de presencia constante, un fantasma sobrevolando, acechando, espiándote, espiándonos. Ahora eras vos la que esperaba que yo salga de casa para dejarlo entrar a hacerte compañía. Sé que te desvestías y duchabas para él, sé que te quedabas acostada, adormecida, esperando –que cosa inútil- que se armara de valor para meterse en mi propia cama.

Sabía que vos sí querías irte con él. ¿Eso planeabas, no? Eso entendí, y aunque no lo puedas creer, a mi manera, te dejé libre y te ayudé. Andate, buscalo por tierra y mar, y reúnanse de nuevo, vos y él, en el cielo o en el infierno. ¿Que diferencia hay?.

Seguiré mi camino sin vos. Intentaré olvidar tu última mirada, incrédula, cuando te eché de mi mundo, este mundo, sin decirte estas palabras. ¿Para vos también fue una sorpresa, no? ¡Él tampoco sabía del revólver!

Ancla y faro

Caminante no hay caminos,
sino estelas en la mar.

Me pasó, me pasa hoy, que "algo no me sale".
Quise escribirte unos versos, pero está visto, que no salen del aire. No se de donde salen, pero no es posible, no encuentro el modo de inventarlos a propósito. Cuando hago versos, no hago magia, no es que mis dedos caen sobre el teclado y ya está, hay algo que me lleva por ahí. Ese algo es la inspiración, y eso, generalmente, es merito de quien me inspira, ya sabrás quien.

Algo intenté. Podría falsearlos, mostrártelos tal cual, pero no me satisfacen. Hay algo en ellos que no está, les falta alma. Puedo ser yo también. Quizás estoy mas exigente conmigo que de costumbre, y por eso no me parecen dignos. Quizás sea día de prosa, y no de versos. Por eso elegi este tema, del que ya se lo que quiero decir. Veremos como me sale.

Quiero de vos, que seas eso. Mi ancla y mi faro. Preciso tu amor, y de las muchas formas y maneras en que preciso de vos y de tu amor, de las muchas formas de explicarlo, se me ocurrió esta.

Tengo un alma errante. Voy, vengo, vuelo. Mi ánimo es inquieto. A veces quiero simplemente estar, relajado, confiado, seguro; otras veces, mi alma quiere vagar, quiere escaparse, remontarse y contemplar un poco más allá.

¿Como saber a donde debo volver?. ¿Como saber hasta donde puedo alejarme?. El faro es la medida de la distancia. Mientras estés a la vista, estoy a salvo. Si te pierdo de vista, el reflejo de tu luz en el cielo me indica el camino de regreso. Y por eso, por tu luz, es que todas las veces que fue necesario pude volver, que supe adonde regresar. El faro es quien me dice hasta donde puedo ir. ¡Nunca apagues tus ojos!.

¿Y el ancla?. El ancla es lo que me sostiene. Como ahora. Lo que me permite abandonarme, confiado, a que hoy estamos y mañana también. El ancla me asegura en el muelle, en el día a día, la casa, los niños. El refugio conocido. Nuestra comunicación, nuestro estar juntos. Me anclo junto a ti, y una vez ahí, estoy a salvo también.

jueves, 12 de enero de 2012

Paulo Markecoelho

No soy crítico literario. No he leído mucho, ni siquiera lo suficiente para opinar con más derecho que mi pretensión sobre Paulo Coelho, en quien encarnaré al marketing y sobre quien descargaré mi diatriba.

Hice varios esfuerzos, infructuosos, por no abandonar la lectura de "Veronika decide morir". Finalmente, aunque defiendo la constancia como virtud, desistí de tragarme el resto, y preferí otras maneras de esperar el sueño. Tengo una sola noche por día, como para malgastarla en algo que no me va.

Me llamó desde un principio la atención la casualidad editorial, de que todos los libros eran del mismo tamaño, con la misma diagramación, espesores similares, y distinto color. Como incitando a la colección. Cómprelos todos, póngalos en fila en un estante. Alguna visita verá su biblioteca y le dirá, sorprendida: ¡Ah, los tenés todos!, a mi me falta el celeste.

Porque, como todos sabemos, un libro "adecuado" debe tener más o menos este tamaño, esta forma. No muy corto, porque si no el precio parecerá excesivo. Tampoco muy largo, porque la gente no tiene tiempo de leer en este mundo tan acelerado, además de que al fin y al cabo el papel cuesta. La letra más bien grande, para que se lea con comodidad. El titulo claramente visible, para que la gente pueda saber que está leyendo el otro, o para que uno pueda presumir de lo que lee.

Y ya están los anuncios: LO-QUE-SEA, el nuevo libro de Paulo Coelho. Ya desde el vamos, la semántica del anuncio desnuda todo. El nuevo libro. En marketing esta estudiado, cuales son las palabras mágicas: NUEVO y GRATIS. Como se trata de ganar dinero, tachame gratis, y nos queda nuevo como argumento. Este es el nuevo. El otro es el viejo, así que tiralo, y comprate este. Y suponiendo que una persona haya tenido la fortuna de escribir y publicar un buen libro, ¿aparte del autor, que otro mérito comparte el siguiente libro con el primero?. ¿El segundo va a ser bueno por que el primero lo fue?. ¿Que es, una saga, una continuación?. No, al menos desde el punto de vista del lector, cada uno de sus libros es independiente del anterior. No son una saga de libros, para nosotros. Para otros si. Son una saga de ediciones, una continuidad de negocios. Si te gustó el modelo anterior, ahora comprate este. Y si hasta ahora no tuviste la oportunidad, este está bien para empezar.

Salvo algunos pocos casos, mayormente locales, no conozco la cara de los escritores que leo. No me interesa conocerles la cara tampoco. Pero a él si le interesa mostrarla. He visto su cara demasiadas veces, no sé por qué. Siempre es la misma cara, canoso, mayormente calvo, barba candado, prolijo, sonriente. Bien televisivo. Nadie quiere leer las obras de un tipo desgarbado, desaliñado, con cara de hastío, o malhumor. Necesitamos una cara ¡pum para arriba! que vende mejor, ya que no podemos usar un par de tetas.

Abundan los datos de su éxito editorial. Ha escrito tantos libros, traducidos a tantos idiomas, editados en tantos países. Ha vendido tantos millones de ejemplares. Ya recaudo tanto dinero. Basta ir un poco a Google para confirmarlo. Coelho, Vargas Llosa, Garcia Márquez. Por poner tres ejemplos de escritores latinoamericanos. No se habla de la obra, no se habla de la sustancia, !se habla en los términos del negocio!.

No descarto la coincidencia de que este autor sea brasileño al igual que la Iglesia Universal. Son dos casos en los que mi crítica no se basa en el contenido. No sé si lo que escribe Coelho es bueno o es malo (lo que intenté no me gusto, y no quise intentar más, pero en todo caso es una tara mía que a nadie perjudica), y no voy a defender mi posición basándome en que la he visto repetida en otros lados, como tampoco sé si los pastores de esta iglesia creen lo que dicen o no. No sé ni me importa si a alguien le sirve leer a Coelho o asistir a las reuniones de esta organización. ¿Que te gustaría leer?. Eso te escribo. ¿Que te gustaría encontrar en una iglesia?. Eso te ofrezco. Lo que importa es agradar y cautivar al cliente; que el pobre reconozca la marca y sepa que en ese producto tiene una garantía de satisfacción. Ore con fe o sin ella, lea con dedicación o desinterés, pero como sea, consuma, que de eso se trata.

martes, 10 de enero de 2012

Autodidacta

Ayer hablaba con una de mis hermanas, sobre el proceso de creación literaria. ¿Es algo que se aprende?. ¿Puede estudiarse?. Sus respuestas fueron SI y SI. Aunque lo sabía, no era lo que quería escuchar.

Muchas veces me imaginé escribiendo un libro. Quizás no tanto como muchas, pero es una idea que me pasó por la cabeza por primera vez hace unos cuantos años, antes de Internet inclusive, antes de encontrarle el gusto a escribir. Es curiosa la mutación de mi afecto por la palabra, porque era en algún momento un gran conversador, y la palabra escrita solo era un refugio ocasional, cuando me ganaba la melancolía o me ensoñaba en un amor. Lo que desarrollé es un cierto retraimiento, no permanente, voluntario, que hace que me agrade permanecer en silencio, dejando caer mis dedos sobre el teclado más o menos al mismo tiempo que las palabras aparecen en mi cabeza, y cada tanto, mientras los dedos recuperan el atraso (el cerebro es más rápido) releo lo escrito, o releo para darle un descanso a mis dedos y para ver si hay algún hilo conductor en lo que escribo, si guarda relación con el propósito inicial ante la hoja en blanco, o el viento me apartó del camino.

Sigo siendo un animoso conversador. Sigo siendo disperso. Abro frentes de batalla, muchas veces relacionados, casi siempre relacionados, aunque la relación no resulta a veces del todo evidente. No falta algún impaciente que interrumpe apurándome con un ¿que tiene que ver?, pero los que me conocen más -o tienen menos confianza- saben aguardar que los distintos hilos se hagan trama (recuerdo el titulo "El jardín de los senderos que se bifurcan"). Algunas veces me encontré intentando aproximar una de las líneas del discurso con alguna de las anteriores, buscando revelar una relación oculta en una carrera contra el tiempo, antes de que el auditorio lo note, y como no siempre lo logré, conocí también la incómoda sensación de estar hablando de algo, pero sin saber de qué, ni como llegue hasta ahí. Esto me pasa mayormente cuando estoy sobrio, porque uno de los méritos y beneficios de tomar vino es que me puedo encontrar en el mismo cuadro, hablando seriamente como poseso, sin saber de que ni porque, pero disfrutando impunemente la confortabilidad del extravío).

Un libro. Todo un libro. Pero no de poemas. Eso es más fácil, porque un poema empieza y termina en un rato. He pasado menos tiempo del necesario corrigiendo algún verso anterior, por falta de paciencia y de método, pero -al menos por ahora- no imagino la situación de escribir un poema un poco hoy, otro mañana, otro pasado. La inspiración cae como un rayo a tierra, y lo que dejó dejó. Es raro para mí que me encuentre frente a mis versos de ayer y los note incompletos; los releo, quizás reescribo alguna línea, cambio algún verso de lugar, agrego alguna palabra (algunos critican que sobran muchas, allá ellos) y a la calle, salvo que ya los haya publicado, en cuyo caso es altamente improbable que los altere, excepto que note un error gramatical. Escribir un libro de poemas es tan solo juntar la cantidad necesaria e imprimirlo. Si algún día elijo ese camino, de pasar mis versos a la inmortalidad del papel, seguramente me dedicaré un poco a la tarea de releerlos y quien lo sabe, quizás reescribirlos.

Pero, cuando me imaginé escribiendo un libro, era novela. Ni siquiera cuentos. Ni cien poemas, ni diez cuentos, un único relato. ¿Como despersonalizar?. ¿Como hacer que el protagonista no fuera yo?. Siempre caí en la tentación, casi básica, de escribir sobre mí mismo, cosas de una persona como yo, con una familia como la mía, con una historia como la propia, en los lugares conocidos. Encarar así esta variante de la literatura sería como hacer una labor de terapia psicoanalítica: en el escrito se reconocerían los miedos, las frustraciones, los traumas. No me convence esa idea. Novelar sobre mí mismo, no. No es lo que quiero. Ay, ¿por qué no podré escribir una novela trascendente, externa a mí?. ¡Que incapacidad la de escaparme a esta trampa!.

Al tiempo que escribo, pienso. Recuerdo haber comprado barato, o recibido de premio después de presenciar una función de venta de una enciclopedia, dentro de un colectivo carrozado, en el estacionamiento del Carrefour de Vicente Lopez, la autobiografía de Vittorio Gassman -¿o Marcello Mastroianni?-, llamada "Un gran porvenir a la espalda". No recuerdo nada del libro, excepto el título, que me pareció excelente. ¿Podré escribir directamente mi autobiografía?. Yo creo que la idea es muy buena, aunque puede ser difícil que alguien la quiera leer. La suerte de un libro, salvo los autores buenos y conocidos o los malos pero famosos (eso va por Paulo Markecoelho) se juega en el título. Que tal la "Autobiografía de un argentino de mediana edad, algo aburguesado pero corto de dinero, casado y padre de familia, con pretensiones de refinamiento y cultura superiores a sus posibilidades, menos inteligente de lo que él cree que es".

Me tienta recortar el título anterior, porque estoy dando demasiadas pistas, aunque tal vez ninguna útil (ya que la gran mayoría de los argentinos de mediana edad están casados y son padres, y la gran mayoría de los argentinos es menos inteligente de lo que cree, o más inculto o vulgar de lo que piensa). Como las descripciones del zodíaco, que le caben a cualquiera, esta anterior yo creo que también. No es mala la idea de una autobiografía, pero no sé si será popular, y creo que requiere una gran dosis de habilidad describir, de manera interesante, lo que es, mal que me pese, una vida estadísticamente normal.

Lo cierto es que aun no aparece el tema para mi novela. Logré escribir un cuento, hace poco: El boxeador. Mostré un párrafo. El resto espera. Tengo pendiente releerlo (voy por la séptima revisión), a ver si me sigue pareciendo que sí, que ya está. No es que me lleve mucho tiempo esa tarea, quizás una hora alcance, pero ... ¡no tengo ganas!. No las tuve aun, no las tengo ahora, quizás mañana. Creo que falta poco, pero lo único indiscutiblemente cierto es que falta menos, falta un día menos que ayer.

Tuve, por una combinación de historia y casualidad, una segunda visión. Tengo el título. Este sí que tiene punch: El aljibe de la escribana. ¡Tomá!. La idea es genial, así que si el resultado no es bueno, ya sabrán de quien fueron los méritos. No me alcanza para una novela. No a mí. Podría serlo, pero escribir una novela puede ser una tarea superior a mi paciencia y a mi fuerza, o a mis habilidades. Acá es donde la parte autodidacta me limita. ¿Como se hace?. Me imagino a mí mismo, encerrado en un cuarto, con pizarras y apuntes, con una línea de tiempo desde algún momento entre las dos guerras mundiales y el día de hoy, eligiendo lugares y fechas, con fotos de algún paisaje europeo, notas sobre cómo era la vida en Buenos Aires hace 60 años, árboles genealógicos; porque para escribir un cuento no requiero tanto, pero en una novela no podré escapar a la tentación de ambientar las cosas con cierto grado de realismo, y describir ropas, modales, costumbres, lugares.

¡Como se hace!. Si me cuesta concentrarme, si no puedo seguir el hilo, si cada vez que releo este articulo noto que voy de un lado al otro, poniendo a prueba la paciencia de quien lo lea, ¿como se escribe un libro como Cien años de soledad?. O como el que estoy leyendo estos días, recomendado por mi primogénita, La hija del sepulturero, que amerita por si solo un elogioso comentario que dejo para otra oportunidad.

Seguramente, El aljibe de la escribana vea la luz en forma de cuento. No me veo, ni asistiendo a un taller de literatura para aprender la técnica, ni con la paciencia ni la constancia ni el orden necesario para acometer la empresa de una novela. Creo que el cuento es la medida de un autodidacta y el límite de los ansiosos. Pero como siempre, me reservo el derecho a cambiar de idea.

lunes, 9 de enero de 2012

Ajedrez

I

En luna llena,
cuando la reina poseída,
abandona el luto y se viste de novia,
el rey de los grises
se entrega al sacrificio,
complacido de su suerte.


II

Un ejército de trebejos,
avanza por los escaques,
se encarama a las torres,
cabalga entre alfiles y enroques,
hasta despejar el tablero,
de molestas distracciones.

Al final del juego,
solo queda una reina,
y un peón coronado,
dispuesto a perseguirla.


III

Hago avanzar mis peones,
desesperados de alfiles y de torres,
respondes a mis ataques,
inventando enroques de cintura,
el lecho es tablero y es testigo,
del zigzag entre tus jaques y los míos,
mientras galopan desbocados,
caballos, centauros y unicornios.

Te haré jaque mate en el ombligo,
cuando mi rey alcance tu bastión
y se corone peón al fin del juego.

sábado, 7 de enero de 2012

Au revoir

Me dejaste
el aroma del café que se enfrió,
la conciencia de tus codos en la mesa,
y todas tus lágrimas,
sobre una carta innecesaria.

Dejaste,
al mozo mirando, sorprendido,
como si no te creyera,
como si desconfiara del motivo,
y a los parroquianos ajenos,
en ilusiones fugaces.

Me dejaste,
tu mirada serena,
estrellada en un espejo acusador,
y tu última apuesta,
entrando por la sien derecha.

viernes, 6 de enero de 2012

¿Es posible entender?

Alguien por ahí parecía lamentarse de no haber entendido lo que otro escribió.

¿Es necesario entender?. ¿Debemos lamentarnos de no haber entendido?. ¿El autor quiso ser entendido?. ¿Sirve de algo entender?. Cada una de estas preguntas, y sus posibles vueltas de tuerca, esconde una falacia; como si se tratara de un juego de "sacar de mentira verdad", construye un interrogante sobre algo que da por válido, y a esta misma validez dirijo mi objeción.

El lenguaje es un sistema de convenciones. Le ponemos, a cada palabra, un conjunto de propiedades, algunas más opinables que otras. La primera propiedad de una palabra, la más evidente, es su significado. Después veremos si son palabras vulgares, sonoras, anticuadas, modernas, confusas, musicales, rebuscadas o que.

Sobre algunas palabras, el significado, lo que convinimos, es más o menos predecible. Si digo SOL, todos sabemos a qué me refiero. Si digo LUNA quizás también. Si digo MAR puede complicarse un poco si preciso identificarlo mejor, pero en general, los sustantivos son las voces más fáciles de decodificar.

Los adjetivos son materia de opinión, porque son necesariamente relativos y subjetivos. ¿Que significa que algo sea BONITO?. Podemos coincidir en que una planta es bonita, una CLIVIA, por ejemplo, puede gustarte por el color y la forma de sus hojas, a otros por sus flores, a otro porque le recuerda ayudar a su madre durante su infancia a multiplicarla en el jardín, y a otro por que asocia el color naranja con una chomba de Lacoste o una camisa de Gucci. Así que la planta, la misma planta, hace que varios coincidamos en un mismo lugar pero desde lugares distintos y por distintos motivos. Nos reunimos en considerar bonita una planta, y claro está, hay quienes no están de acuerdo y prefieren una camelia o una parra, y están quienes detestan las plantas también.

Los verbos son terribles. COCINAR. Recuerdo una de las primeras veces que cociné en la casa del amigo que me presentó a mi mujer. Tengo facilidad para los guisos. Una cacerola, lo que haya, y a comer con tenedor o cuchara. Empecé a preparar unos "bifes a la criolla" si mal no recuerdo, pero -ya lo dije antes, los significados son esquivos- esta versión llevaba puerro. Y yo estaba ahí, cortando el blanco del puerro en rodajitas, y ella estaba atrás, mirándome sin anunciarse, y yo lo sabía sin que ella lo supiera, y con precisión suiza y fingida concentración alemana cortaba las rodajitas de puerro una por una, como si eso fuera importante, o mejor dicho, plenamente inconsciente de la importancia que para mi posteridad y la de ella tendría ese gesto, que escondía una razón (como todos los gestos, incluyendo este post, que también lo es). Así que esa noche COCINÉ, cociné un guiso de carne y puerro y tomate y papas, y además cociné un futuro, y entonces pienso para mi mismo que si hubiera dicho antes recuerdo la noche en que cociné en casa de Mauro bifes a la criolla hubieras entendido, pero no sé qué hubieras entendido. Seguramente no hubieras entendido esto, que tampoco estas entendiendo.

Tenemos por lo menos cinco sentidos, una historia, un intelecto, un carácter. Cuando pongo una palabra en la hoja, estoy poniendo mucho más que algunas letras por escrito. Cuando digo, cuando hablo, cuando escribo, estoy tratando de condensar un universo intransferible.

Alguien lo explicó, mucho mejor que yo probablemente. Según me dijeron, fue Borges quien dijo: "toda palabra presupone una experiencia compartida" agregando "si alguien no ha visto nunca el rojo, es inútil que yo lo compare con la sangrienta luna de san juan el teólogo o con la ira; si alguien ignora la peculiar felicidad de un paseo en globo, es difícil que yo pueda explicársela."

Regalé hace poco, a mis hijos menores, unos libros sobre Miró y Kandinsky. Miró es más conocido quizás, hace unos años se veían por muchos lados reproducciones de algunas de sus obras. Nos han legado cosas muy bonitas, como esta por ejemplo, que me encanta y me fascina, pero no puedo entender.


En la fotografía, se hace un negativo y luego un positivo, y ya está la imagen, perfectamente igual al original, aunque imprescindiblemente incompleta. En el lenguaje, sea cual sea el dialecto -habla, escritura, pintura, música, cine, gesto- la pretensión de entender puede ser motivo de frustración. En realidad nunca entendemos, pero nos damos por satisfechos si le encontramos un significado al mensaje y más satisfechos si creemos haber recibido el mensaje que nos quisieron dar.

No me queda claro que significa todo lo que leo.
Pero a veces, cuando no entiendo, me conformo con que me guste.
No se si fui claro, no se si se entiende, pero espero que al menos aprecien el estilo.

jueves, 5 de enero de 2012

La oposición

A veces, acuso a mi profesión de Analista de Sistemas (aunque la haya abandonado, o mejor dicho suspendido, en la práctica) de haberme cambiado el modus operandi intelectual.

Perdí, en algún momento, la capacidad de no pensar. Me siento muchas veces como Winnieh The Poo, "piensa, piensa, piensa", siempre rumiando alguna idea, siempre explorando supuestos, siempre racional, muy racional.

Algunas amistades, hace ya bastante tiempo, asociaban mi signo del zodiaco -Tauro- a la tierra, y de ahí a lo terrenal, lo concreto, lo práctico. No era un signo de fuego, pasional; ni de aire, volador; ni de agua, cuya característica no logro recordar ahora. Lo vivía entonces como un karma, como un destino a contramano de mi mismo. Como las mujeres descontentas del pelo que les toco en suerte, yo no advertía la inmensa fortuna de ser como era, y prefería ser otra cosa.

No creo -oficialmente- en los horóscopos y la astrología. Tampoco en privado. Algo gobierna las cosas, o no, pero dudo que sea por la posición de los astros al nacer u hoy, a lo sumo le doy cierto crédito a la luna algunas noches y al sol algunos dias. Hace unas semanas, una de mis hermanas me envió por mail una presentación, donde era creer o reventar, indicaba mi signo y había una descripción perfectamente válida de mi mismo, un sayo cortado a medida. Pero la cabeza de analista pudo más, y repetí el ejercicio con otros signos. El resultado fue sorprendente, soy Tauro pero también Leo y Piscis y no voy a escribirlos todos, ni para aburrir, ni para verificar si me acuerdo de los 12. Y olvídense del orden, sé que Aries es anterior a Tauro, Sagitario (o Capricornio) cae sobre las fiestas y nada más.

Así que soy terrenal, tangible, material. También soy pasional, pero reflexivo. La pasión me gobierna ... ¡cuando yo lo decido!. No sé si esto es brillante o incoherente, quizás las dos cosas, y no me preocupa. Si para algo me ha servido el psicoanálisis es para creer firmemente en una frase que me gusta repetir: El problema no es estar loco, el problema es que no te encierren.. Y algo de loco también hay, y si no consulten a mis hijos menores, con los que coincidimos en pasear nuestra demencia con desparpajo.

Me gana lo terrenal, porque me obligo a mi mismo a abandonar el interés y volver al principal, el título era La oposición. Esta cabeza de analista, esta deformación profesional, me mueve a hacer de abogado del diablo, y cuando vengas a contarme una opinión, defenderé la otra, o las otras. Y cuando hay una opción, si es una opción debe haber más, porque no las exploramos todas. A veces es exasperante para mi interlocutor, pero si adhiero a tu convencimiento sin reparos te permito afirmar sin bases firmes, te permito dudar de lo indudable, te permito tener fe en soluciones no fiables.

La oposición es necesaria. La crítica es necesaria, y me refiero en este caso a la crítica negativa. Hago esta aclaración, porque según la Real Academia Española de la Lengua, la crítica no es ni buena ni mala, ni a favor ni en contra. Serán usos y costumbres, o mis usos y costumbres, pero para mí la crítica y el elogio son antónimos.

Tampoco es lo mismo oponerse que llevar la contra. Ojo con esto. Antes del menemato, el hermano Eduardo renegaba de las privatizaciones que proponían los radicales, pero luego de la asunción del Carlos, las defendió a capa y espada, de los radicales que pasaron a resistirse. En el caso de la política, se confunde el propósito de la oposición, y en este caso en particular, adhiero a la sospecha general.

El opuesto es una herramienta de verificación. En un mundo donde "Lo único bien repartido es la razón, todo el mundo cree tener suficiente" (la frase no es mía), necesitamos alguien que nos cuestione, oficialismo y oposición, fiscales y defensores.

Leo con respeto a Luis Gruss. Siempre propone un punto de vista no trivial, una opinión de interés. Hoy escribió sobre "El otro", y entre ese post y alguna idea en proceso sobre "La crítica" surgió esto, que intentaré cerrar.

El opuesto es necesario. Y el opuesto es otro. Escribo lo que pienso y del modo que me gusta -me gusta releerme-, pero no lo escribo ni por ni para mí. No sé que nombre ponerle al interés en que alguien escuche estas palabras, no seré ni rico ni famoso, ni creo que un editor me proponga la distribución comercial de mi voz, ni que mi talento y/o dedicación y/o constancia merezcan un premio.

Pero no me alcanza con la voz de la conciencia, con la multipolaridad y los cambios de humor: necesito otra palabra, que no puedo pronunciar yo, que ni siquiera conozco. Hay una trampa en creer que puedo ser absolutamente libre estando solo. En soledad, soy mi propio carcelero. Es el otro, el opuesto, el que me libera del engaño.

Nadie se salva solo.
Necesitamos siempre del otro.
Y el otro es oposición.

miércoles, 4 de enero de 2012

Testamento

Apenas un casal de humanos,
refugiados en el lecho y el hogar,
íntimamente atrincherados.

Mientras las palomas mienten,
el descenso de las aguas,
con falsas ramas de olivo,
el agua del diluvio -eterno-
juega con los cuerpos de los indefensos,
y flotan a la deriva
los cadáveres
de los débiles sin arca.

Como Jonás,
desconocí tu voz y tu pedido,
y permanecí prisionero sin tu vientre,
hasta que el perdón dobló al orgullo,
y supiste devolverme a tierra firme.

Me pusiste ante los ojos la verdad,
del pesebre en el que revelamos a Dios,
para que crea y atestigüe esta fe;
tatuaste en mi piel el mapa de la tuya,
me hiciste misionero de tu iglesia,
y me largué a recorrerte urbi et orbi,
practicando el evangelio de tu carne.

Hollé tu costa con mi cayado,
y lo hundí separando las aguas,
ante un mar de humanidad,
dispuesto a sumergirme;
pisé todas las orillas ofrecidas,
bajo la fingida somnolencia de las olas,
disfrazadas de piernas y de brazos.

Hice sonar mis trompetas,
hasta ensordecerte,
sostuve mi voz encendida,
hasta que cayeron todas tus murallas,
y tomé por asalto Jericó,
desde todos los puntos cardinales.

Fui desde allí a Jerusalén,
con mi cruz a cuestas,
a explicarte las parábolas,
y enseñarte los milagros;
inventamos un via crucis profano,
por valles y arroyos y colinas,
hasta llegar al Gólgota,
y conocer el sepulcro,
donde tus divinos ojos,
me supusieron muerto,
entre tus senos conversos.

martes, 3 de enero de 2012

La galería

Cuando el agua se pone triste,
la mariposa y el escarabajo se cobijan,
como orgullosos de un destino que les es ajeno,
sin ningùn otro propòsito confeso.

La lluvia lava el polvo de los verdes,
humedece los recuerdos,
refresca y vivifica los colores.

Sentado veo el suelo naranja de los pinos,
mientras intento descifrar de que hablan las cigarras,
el agua baja del tejado haciendo hilos,
que cavan una zanja castigando la gramilla.

Tu ausencia y tu presencia se alternan,
en las pausas de un paseo impredecible,
hay un juego de escondites fugaces entre la amnesia y la memoria,
que va sembrando el futuro de recuerdos elegidos.

Un mate largo y profundo nos reúne,
hacemos juegos rompiendo el silencio con su fondo vacío,
y me divierte verte sonrojada,
cuando recuerdo en ese sordo ruido,
al familiar gruñir del cerdo cuando hoza,
y la alocada carrera del perro bendecido.

Acontece la tarde enfrente nuestro,
y mantengo mis armas en vigilia,
esperando que el cielo se rinda,
cuando termine de caer a nuestros pies,
dando fin a lo apacible de la liturgia.

Pronto será el crepúsculo y la noche,
y la calma y la quietud serán fantasmas en fuga.

El debut

Bajo el nombre Discurso Bravo guardo mi identidad.

Muchos saben algunas pocas cosas de mi, algunos me conocen mejor, pocos me conocen mas o menos bien, pero no por pocos son menos que los pocos que conocen este blog. Y de mis seguidores, que son menos de los que quisiera, me sobran varios dedos de una mano para contar los que saben que este blog es mio.

Tengo, a fuerza de cruzarnos y leernos, algunas relaciones amistosas en la blogosfera. Hay una tendencia a abusar de la palabra amigo, y si me plegara, diria que tengo amigos por aqui. Pero no adhiero, tengo pocos amigos, y definitivamente, no puedo decirme amigo de una persona a quien no vi en la vida. La amistad necesita de varias cosas, una de ellas es el impacto personal, o mejor dicho (abuso del mejor dicho, pero prefiero escribir sin pensar primero), lo que pareceria ser una amistad o una situacion propicia para que una amistad crezca precisa superar el desafio del encuentro cara a cara.

En breve, quizàs febrero, o marzo, conocerè a Pato. Ella tiene uno o dos blogs, y un programa de radio, en el que espero participar. En su programa semanal, elige una palabra y la desmenuza, la da vuelta, la estudia, la explica. Como muchas veces, irè con un montòn de discursos ensayados, y como ocurre casi siempre, descubrirè que las frases ensayadas en realidad son chistes del arbitrio, porque seguramente no seràn esas las que me toque decir.

Elegì la palabra OBJETO. Tengo un artìculo en la gatera, pero (no se por que) me lo reservo. Le he tomado un cariño especial. Lo darè a luz en algunos dìas. Asì como los hijos son los instrumentos con los que nos volvemos padres, mi visiòn sobre esta palabra es la excusa con la cual mi voz saldrà al aire por primera vez. Nunca estuve en un programa de radio, salvo cuando ganè un concurso trivial, pero eso fue en el rol de oyente.

Les dejo mi recomendacion entonces, sintonicen RadioHartares, los sabados de 20 a 21, hora de Buenos Aires. Sigan a Pato en http://especiesquedesaparecen.blogspot.com/ o a su programa en http://perrasnegrasradio.blogspot.com/ o por que no ese y otros programas en http://hartares.com/escuchar/

lunes, 2 de enero de 2012

2012

Bueno,

Ya pasò, ya casi estamos.
Nos quedan unos días hasta Reyes, y luego si, a retomar el ritmo.

No debiera tener un significado especial "El año nuevo", no mas que la Pascua o el Carnaval o el cumpleaños o cualquier otro día, pero lo tiene. No por su significado, sino por su función.

Lo que pasó, pasó. Ya está. Ya fue. Lo que se hizo se hizo, lo que no no, o se hará luego. Irán pasando los días, y ya tendremos alguno malo, y alguna frustración, discutiremos con alguien por alguna razón, probablemente estúpida, que solo disimularà que había deseos de discutir con esa persona en particular o tan solo de discutir y descargar adrenalina, se romperá un electrodoméstico, tendremos problemas para llegar a fin de mes, se morirá alguien, habrá que arreglar algo del auto o de la casa.

Y pasarán algunos meses, y volverán el otoño y el invierno y lo demàs, se destaparà y quedará expuesto algún chanchullo, algún problema político o policial se llevará la portada del diario, un gol sobre la hora del equipo contrario arruinará el fin de semana, y completaremos con una descompostura, una mañana con resaca, un paro de trenes y un piquete, y nuevos aumentos de todas las cosas, una y otra vez màs.

Cuando nos queramos dar cuenta, estaremos otra vez conscientes de la rutina, y no recordaremos muy bien y quizas ni siquiera eso este 2 de enero para poder compararlo con el del año pasado, a ver que tan distintos fueron. La rutina de los días, desde lejos, es una rutina màs larga aun, y vistas desde la distancia suficiente, nuestras vidas enteras son reiteraciones de otras. Repetiremos lugares comunes, cansancios, hartazgos, y llegaremos a las próximas fiestas deseando que este 2012 termine de una buena vez, a ver si el 2013 si es el año que esperamos.

Pero, a pesar de este desencantador punto de vista, -disculpen si les he tirado la realidad por la cara-, el fin de año cumple una función, de borrón y cuenta nueva para muchas cosas. Brindamos, nos saludamos, y renovamos las expectativas, renovamos el optimismo, y encontramos en la casualidad de esta noche una innecesaria pero oportuna excusa para recomenzar y renacer.

No todo serán malas noticias, y probablemente las buenas sean muchísimas màs. Habrá alegrías y tristezas, de cal y de arena, pero .... sabemos que, màs tarde o màs temprano, este año perderà el encanto y el invicto, y apostaremos a que el año se digne finalizar y se vaya para cambiarlo por otro mas prometedor.

Hasta tanto eso ocurra, a disfrutar el espejismo.
Y duro con este 2012, que trae un dìa màs para exprimir.
Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...