domingo, 23 de octubre de 2011

El discurso de la iglesia

Ayer un par de queridos amigos bautizaron sus trillizas. Durante un momento de la ceremonia, rezamos un Padre Nuestro, y se me cruzaron algunas ideas con otras anteriores, que venía farfullando sobre los diez mandamientos.

Curiosidad, ¿por qué cambiamos el "Perdónanos nuestras deudas" por el "Perdónanos nuestras ofensas"? Imagino un conclave de expertos en el Vaticano, debatiendo el tema, sesudamente. Quizás bajo el auspicio del Banco Ambrosiano. ¿Que tiene la palabra ofensas que no tenga la palabra deudas?. Parece una palabra más general, pero ¿el deudor es considerado un ofensor?; más claro, ¿quién me debe algo ... me ha ofendido?. Si no coincidimos con eso, el deudor no es un ofensor, y entonces ¡minga de perdón!.

De los diez mandamientos, ahora vi que han cambiado un poco los textos respecto de los que aprendí cuando hice mi catecismo. Recuerdo especialmente el "No fornicar", que ahora ha sido cambiado de una manera curiosa y tendenciosa. Fornicar es una cópula carnal fuera del matrimonio, hablando claro, es cojer sin estar casado. Técnicamente, una felación y un cunnilingus no serian entonces una cópula, una masturbación mutua tampoco sería una cópula, una relación homosexual habría que ver, si son hombres o mujeres y como se practica. Se ve que han querido englobar todas las relaciones sexuales prematrimoniales o extramatrimoniales o cualquier otra palabra terminada en moniales que se le aplique (Acuño la palabra demoniales, y ya el diablo mete la cola).

Pero hay que prestarle más atención al lenguaje. Ahora dice "No cometerás actos impuros". Esta poco feliz redacción por un lado engloba todo lo anterior, engloba todo lo sexual fuera del matrimonio, pero va un poco más allá aun, porque ahora todo eso es IMPURO, y no creo que sea casual el termino, y tampoco creo que todo lo sexual dentro del matrimonio sea considerado PURO, habría que preguntarle a los jerarcas que quisieron decir.

En una lectura ligera, uno no puede estar en desacuerdo con que no es correcto hacer actos impuros, pero cuidado, cuidadito, porque descreo de que la iglesia esté dispuesta a revisar esta parte de su hipocresía doctrinal, y considerar que el amor no matrimonial puede ser puro.

Reviendo el noveno mandamiento, No consentirás pensamientos ni deseos impuros, por si quedaba algo en duda, siempre dando por sentado el carácter de impuro, no solo no lo hagas, tampoco lo pienses, y ni se te ocurra desearlo. Ahora sí, ya está, estamos definitivamente del lado de los ofensores, pero por suerte la nueva versión del Padre Nuestro recomienda que seamos perdonados; es así parece, eso que deseas, porque está en los instintos que Dios te dio junto con la vida, es impuro; pero no te hagas problema, porque te perdonamos, es decir, estas perdonado, así que ¿para qué vas a cuestionar si es justa la condena?.

Recuerdo también otro mandamiento, "No desearás la mujer de tu prójimo", que ahora ha sido reexpresado por "No codiciarás bienes ajenos". Seguramente yo estoy entendiendo todo mal.

¿Ha cambiado el espíritu del mandamiento?, o nuevamente lo han generalizado, lo han hecho más amplio, para que no pueda uno decir: bueno, como esto no esta específicamente prohibido, debe estar permitido. Ya no puedo desear tu mujer, pero tampoco tu casa, tu auto, tu cabello, tu silueta, tu piscina, tu plato de comida. Conténtate con lo que conseguiste, no desees nada más; si quieres endéudate para conseguir el resto, pero ten presente que ya no perdonamos las deudas tampoco.

Claro que no es bueno codiciar lo de otros. ¿Por qué no probamos repartir mejor?. Si lo tuyo no fuera solamente tuyo, yo no lo codiciaría, y probablemente otro no te lo robaría, y probablemente otro no te mataría por apropiárselo. Me fui de tema, no quería ir por ahí. Me concentro en la idea original.

Esta revisión no es casual, nunca es casual, es un acto fallido tomado a conciencia. Siempre la iglesia ha tenido en menor aprecio a la mujer. Excepto a Maria, que pudo ser madre de Jesús sin cometer actos impuros, todas las mujeres valen un poco menos. Ellas no pueden ser sacerdotes, no pueden ser cardenales. Podrían ser monaguillos, que es una actividad menor, pero Dios ha querido que las mujeres queden embarazadas, y la iglesia sabe que todos sabemos como es, pero igual prefiere no dejar huellas. Y me fui un poco de tema otra vez. Intentaré nuevamente enfocarme en donde quería llegar con mi idea.

Iba a esto. No desearás la mujer de tu prójimo. ¿Si se puede desear al hombre de tu prójima?. Claro que no, pero la mujer no tiene ni derecho al deseo, por eso no hace falta la explicación. Sorprende, a pesar de que se han esmerado en descalificar de puro o calificar de impuro otras versiones del amor, que no hagan explicito que tampoco se puede desear a la a mujer de tu prójima, o al hombre de tu prójimo.

Iba ahí, con la versión anterior del mandamiento. Con la nueva, ya no se trata de no desear la mujer de tu prójimo, no codiciarás bienes ajenos, bienes entre los cuales se encuentra la mujer de tu prójimo, que ha perdido sin saberlo su condición de persona, y ahora es solo un bien. Y si aun no te sulfuras, para tu próimo vos sos el prójimo, y tu mujer, una más de tus cosas.

Habrá que esperar algún tiempo más, supongo. Mientras el Papa considere que el lavarropas ha sido el gran aporte del siglo XX a la liberación femenina, no recuperaré ninguna esperanza, y mantendré mi fe y mi confianza en Dios, y mi desconfianza en los intermediarios.

2 comentarios:

  1. Muy de acuerdo en lo de no codiciarás bienes ajenos. ¿Cómo hacer eso con lo injusto que fue el reparto?

    Y lo de los actos impuros, te juro que de niña, siempre tan pura, para mí eso significaba no nada sexual, sino cualquier cosa mala (y ya no me parecía malo lo sexual sino lo malo objetiva y universalmente).

    Un saludo

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  2. Quizás Dios sera también un intermediario.
    L.

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