lunes, 2 de enero de 2012

2012

Bueno,

Ya pasò, ya casi estamos.
Nos quedan unos días hasta Reyes, y luego si, a retomar el ritmo.

No debiera tener un significado especial "El año nuevo", no mas que la Pascua o el Carnaval o el cumpleaños o cualquier otro día, pero lo tiene. No por su significado, sino por su función.

Lo que pasó, pasó. Ya está. Ya fue. Lo que se hizo se hizo, lo que no no, o se hará luego. Irán pasando los días, y ya tendremos alguno malo, y alguna frustración, discutiremos con alguien por alguna razón, probablemente estúpida, que solo disimularà que había deseos de discutir con esa persona en particular o tan solo de discutir y descargar adrenalina, se romperá un electrodoméstico, tendremos problemas para llegar a fin de mes, se morirá alguien, habrá que arreglar algo del auto o de la casa.

Y pasarán algunos meses, y volverán el otoño y el invierno y lo demàs, se destaparà y quedará expuesto algún chanchullo, algún problema político o policial se llevará la portada del diario, un gol sobre la hora del equipo contrario arruinará el fin de semana, y completaremos con una descompostura, una mañana con resaca, un paro de trenes y un piquete, y nuevos aumentos de todas las cosas, una y otra vez màs.

Cuando nos queramos dar cuenta, estaremos otra vez conscientes de la rutina, y no recordaremos muy bien y quizas ni siquiera eso este 2 de enero para poder compararlo con el del año pasado, a ver que tan distintos fueron. La rutina de los días, desde lejos, es una rutina màs larga aun, y vistas desde la distancia suficiente, nuestras vidas enteras son reiteraciones de otras. Repetiremos lugares comunes, cansancios, hartazgos, y llegaremos a las próximas fiestas deseando que este 2012 termine de una buena vez, a ver si el 2013 si es el año que esperamos.

Pero, a pesar de este desencantador punto de vista, -disculpen si les he tirado la realidad por la cara-, el fin de año cumple una función, de borrón y cuenta nueva para muchas cosas. Brindamos, nos saludamos, y renovamos las expectativas, renovamos el optimismo, y encontramos en la casualidad de esta noche una innecesaria pero oportuna excusa para recomenzar y renacer.

No todo serán malas noticias, y probablemente las buenas sean muchísimas màs. Habrá alegrías y tristezas, de cal y de arena, pero .... sabemos que, màs tarde o màs temprano, este año perderà el encanto y el invicto, y apostaremos a que el año se digne finalizar y se vaya para cambiarlo por otro mas prometedor.

Hasta tanto eso ocurra, a disfrutar el espejismo.
Y duro con este 2012, que trae un dìa màs para exprimir.

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