domingo, 18 de diciembre de 2011

Felicidades

Recuerdo hoy el momento en que me puse a buscar en La Biblia la lectura que quise dedicarte en nuestro casamiento, hace 18 años y un par de meses. Algo cansado de escuchar la habitual Primera Carta a los Corintios de San Pablo, encontrè el Salmo 128, La Bendicion de los Justos, y al leerlo descubrì el significado que quería darle a mi vida.

Feliz el que teme al Señor,
Y sigue sus caminos.

Comeràs del fruto de tu trabajo,
seràs feliz, y todo te irá bien.

Tu esposa serà como una vid fecunda
en el seno de tu hogar
Tus hijos como retoños de olivo
alrededor de la mesa.

Asì serà bendecido,
el hombre que teme al Señor.

Que el Señor te bendiga desde Siòn,
todos los dias de tu vida,
que contemples la paz de Jerusalèn,
y conozcas a los hijos de tus hijos.

¡Paz a Israel!


Asì lo recuerdo. Me resisto a la tentaciòn de buscarlo en Google y transcribirlo sin errores, y se que hay un post, uno de los primeros de este blog, donde lo publiquè. Mi vida està, por suerte, o por mèrito, o por lo que fuese, bien cerca de este ideal.

Volviendo a San Pablo, recién lo busque, porque tiene una definición que recordaba bastante acertada de lo que es el amor, y quería rescatarla:

13:4 El amor es paciente, es servicial; el amor no es envidioso, no hace alarde, no se envanece,
13:5 no procede con bajeza, no busca su propio interés, no se irrita, no tiene en cuenta el mal recibido,
13:6 no se alegra de la injusticia, sino que se regocija con la verdad.
13:7 El amor todo lo disculpa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta.


¿Estás de acuerdo con San Pablo?.
¡Yo SI!

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