martes, 27 de diciembre de 2011

Cuando a plena luz del dia

Pensaba hoy,
cuando a plena luz del día,
vuelva a sorprenderte.

Me imagino parado detrás tuyo,
rodearte con mis brazos,
respirar profundo en tu primera vértebra,
llenarme de tu olor,
y comenzar la jornada.

Dejo caer mis manos,
hasta tu ombligo,
y uno por uno voy venciendo los botones.
Llegando al último, el tercero,
dejamos caer la camisa al suelo,
y tus hombros a la vista.

Subo mis manos hasta tus mejillas,
y las dejo deslizarse por tu cuello y por tus brazos,
apenas rozándote como si fueran plumas.

Con un poco mas de urgencia libero tus insignias,
y me aproximo tanto como puedo,
de la cintura hacia arriba somos uno,
y vuelvo a respirarte, en el mismo lugar,
y me embriaga que huelas diferente.

Como un gato ronroneo por ahí,
te muestro los dientes, sin herirte,
un ligero mordiscón,
te envuelvo con mis brazos por sobre los tuyos,
junto mis manos casi abajo,
y me quedo esperando la señal.

Te estiras, respirando hondo, y te arqueas,
Y entonces si subo presuroso,
y dejo las manos justo ahi,
donde apoyarás tus pechos cuando exhales,
y a partir de este momento te permitiré,
agradecido,
que sostengas mis manos con las tuyas.

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