viernes, 16 de diciembre de 2011

Casualidades

La vida es una gran casualidad.

Comencemos por la primera: somos el resultado del óvulo de turno y del espermatozoide más hábil, que hasta hace un rato creía era el ganador entre centenares de miles, pero según wikipedia serian millones los arrojados al mundo en cada orgasmo (Si bien la palabra eyaculación es más técnica y precisa, prefiero ser hijo de un orgasmo y no de un acto fisiológico).

Desde aquella primera casualidad, que tampoco fue la primera pero es la primera a partir de la cual dejamos de ser un proyecto, hasta las de hoy, pasaron ahora si probablemente millones; muchas de ellas sin que ni siquiera lo sepamos, de algunas ¿pocas? si tomamos conciencia.

Que la fecha de nuestro matrimonio haya sido la que fue, no parece una casualidad, pero si puede ser una casualidad que, en los días previos a un nuevo aniversario, aun estemos juntos y asuma la consigna de hacerte un obsequio, y corra el riesgo de elegirlo, y dedique tiempo a pensar como sorprenderte.

Que haya sido operado de una hernia, y tenga que concurrir a control con el cirujano, en Once, después de ir a Belgrano a ver a otro profesional; que haya decidido dejar el auto en Chacarita y viajar en transporte público como excepción, también son casualidades, motivadas entre otras por la casualidad de que no quería invertir el dinero que escasea en pagar un costoso estacionamiento frente a la Clínica Mitre, pasando por alto que la obra en Chacarita aun no se haya terminado, y que tengamos un segundo auto, mas casualidades, con la calefacción que no puedo apagar y los sapitos que no echan agua, factores que suman también a la decisión de ir en colectivo.

Subo al 65 en Guzmán y Jorge Newbery, hasta Juramento y Cuba. Pero llego con tiempo, y decido bajar antes, Echeverría y Cabildo. Camino hasta Juramento, un mar de gentes, desisto de seguir hasta Roosevelt y doblo, previendo hacer dos cuadras hasta Cuba, y volver a doblar ahí, caminando por adentro, pero me llamo la atención alguna vidriera (que ya olvidé, creo que la librería) en Obligado, así que cruce en la primera esquina y seguí por esa calle (que en realidad me convenía, porque por Cuba me pasaba). ¿Alguna casualidad aquí?. Si, claro, perdí la cuenta.

Vamos por Obligado, por la vereda de los pares (otra casualidad mas ¿y van?). Con algo de tiempo, caminando despacio, pensando en mi inminente sesión, pero lo suficientemente disperso para ver un pequeño y discreto negocio, que podría no haber estado ahí, o podría no haber tenido una vidriera interesante o no tener en exposición esos dos pequeños artículos, que eran los últimos, o podría haber pasado yo corto de tiempo, o podría no haber aceptado tarjeta, o podría haberme tocado una vendedora sin estilo o podría haber estado yo del humor que a veces sufro, donde me ofrecen por un centavo cinco reinos y tres caballos y no hay caso, no es el día, nada me sirve.

Me gusta pensar en que alguien se hace el distraído y nos va dejando las migas de pan como señuelos, como Hansel y Gretel, para que elijamos un camino y no otro, y tengo un tema para otro día: a veces me siento un poco como ellos cuando no encuentran las migas, y si no es un buen día, hasta confundo estar abandonado a mi suerte con estar perdido, pero como se que no te gusta, vuelvo al tema y me concentro en lo de hoy.

Te decía que todo eso fue así, todo eso se sumó para que estas dos pequeñeces sean mías hoy, o nuestras aplicando el criterio ganancial, pero inexorablemente tuyas, en un futuro inminente. Ya están en casa, sanas y salvas, esperando ansiosamente por pasado mañana, con la misma ansiedad esperanzada que tengo yo de que visites este lugar que te dedico, te anoticies, te intrigues, y quieras saber ya, ya, ya, de que se trata, y disfrutar de mi pequeña perversión de darte pistas inútiles.

Sabés que no regalo lo que no me gusta, y estoy particularmente feliz de haber encontrado lo que encontré, y tengo tantas ganas como vos de que sea mañana y pasado de una sola vez, y abrir los paquetes, y ver en tus ojos, iluminados, un gesto de alegría, confirmándome que si, que acerté, ayer jueves con el regalo, hoy con mis palabras, aquel sábado lejano con un Si Quiero, aquel día un poco más lejano en que nos propusimos, aquel otro día en que decidimos dejar la urgencia para otro día, o el día en que en vez de besar tu boca merodeé tus provocadores labios provocándote, porque la suma de todos mis errores y mis aciertos, la acumulación de todas mis casualidades y las tuyas, nos tiene hoy aquí.

La vida es una gran casualidad, y la celebro.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Prefiero no recibir comentarios anónimos y sin firma.
Si no tiene una cuenta, invéntese un nombre de fantasía.

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...