Entimistado
deambulo por la calle
asciendo escaleras sin final
y entro al epílogo taciturno,
lo perpetuo de tu ausencia
se hace presente en cada instante,
es lo único tuyo aquí conmigo,
los ojos abiertos que me miran
no ven que te estoy buscando en ellos
y todas las espaldas que sigo
son desiertos sin plumas y sin alas,
susurro tu nombre en una letanía
un murmullo musitado
como un mantra,
cada tanto subo a un árbol y te grito
pero nada, nada
mas que pájaros espantados
ante una caterva de curiosos
coleccionistas de anécdotas ajenas.
La ultima noche ya pasó
o será la próxima que llegue,
hoy haré guardia una vez más
en todas las esquinas de tu barrio
vestido de urgencia y esperanza.
Me atrevo a decir que este es uno de los poemas mas bellos que te he leído.
ResponderEliminarCuando uno dice eso, o cuando te lo dicen, queda la sensación de ¿¿¿Y todo lo otro que escribí era una merda??? No, tranquilo. No es la idea. Sólo que este poema es perfecto de punta a punta, que no le sobra ni le falta, ni nada.
Gran poema Juan.