Todas las torres caen un día,
hay un dragón en cada uno de nosotros
y nos turnamos entre los roles del juego.
Por un momento creí dirigir tu mano,
por un momento creí poderlo todo
incluyendo la amnesia del olvido.
Una por una se suceden las preguntas,
el sueño dobla la voluntad de la vigilia
y las manos ceden ante el peso de la carga.
Ya no puedo sostener mi cabeza,
tambalea, tambalea, tambalea.
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