martes, 30 de octubre de 2012
Doble Discurso
Tengo algo parecido a la alegría en este momento. Estoy más o menos al día con lo que escribo, o al menos no me estoy atrasando respecto a una agenda errática cuyo ritmo lo establece mi propio corazón Logré finalmente darle un lugar a mi otra voz, tengo hoy un segundo blog -que no es este- en el que hablo libremente, eso me permite decir lo que quiera porque primero lo digo y después encuentro el lugar donde lo muestro. Esto de ahora mismo iba a ir al otro blog, pero decidí dejarlo en este, y a partir de ahí me condiciono un poco en forma adrede. Parte de la alegría es tener más claras algunas cosas y en la medida en que hablo conmigo sin rodeos esa claridad es tremenda, hasta límites insospechables. Ayer empecé a escribir un poema que me propuse trabajar, pulir para que dijera lo que quiero decir, ni más ni menos claro de lo necesario, sin perder eso que llamo el buen gusto. Hoy lo repasé o lo reescribí previsor dejando espacio entre los renglones para poder tachar a gusto, rehacerlo, desfigurarlo, recrearlo, quizás me ataque la indecisión y tenga muchas versiones, en ese caso quizás las publique todas, pero no aquí. Siéntanse libres de pedir la contraseña de mi otro espacio.
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