sábado, 9 de marzo de 2013

Otra Noche En Ludoviko

Hipnotizarse sin dormir,
conocer la trastienda,
lo que pasa antes,
como se organiza,
reconocer una actriz,
conocer el número de cierre.

Se recitan los nombres sorprendidos,
escriben y tachan sobre los cuadernos,
no viven los nervios del debut
sino el olvido completo
de la próxima función,
fechan la hoja,
recuerdan la muerte de Bolívar
y eligen la música con esmero,
sobre una pared
yace minucioso
el orden de los artistas.

Ella baila
la canción del momento
en el centro de la pista,
voces y veces, necesidades negadas,
voy a usar la escoba
para todo lo que sirve,
voy a regalar otro poema.

Conozco
a las personas que trabajan,
otra noche en Ludoviko,
otra más,
no sé si soy o estoy actuando,
dejé de saber lo que se hace,
decir cinco palabras seguidas:
what are you doing here now?,
fue
como una sesión de gimnasia.

Esta noche voy a viajar
a medir las ramas de los árboles,
a presenciar un número fuerte,
me sorprende
creer que esta pueda ser la hora,
un poco de miedo a la palabra temprano,
respirar aire fresco
y presenciar el parto,
prescindir de las conversaciones,
la canción de soltar el pelo
rima con el brillo de la calva.

Irse
y sin decir por qué,
sentirse
por un momento extraño,
doy las gracias
ante la fórmula obsequiada
y atesoro el presente,
cambio manzanas por nueces,
pierdo la pelea
con el dinero.

Es una noche para quedarse,
payaso collage,
no me dan los ojos,
la foto de la foto,
aunque me mirés así
circo gris,

a la una, a las dos
y a las tres
y acabo de contar una historia.

Confundir los nombres de los actores,
encontrar el vaso
perdido y olvidado,
la oportunidad
de hacer mi número
encontrar
las huellas de mis manos
sobre la pared
y mi palabra al aire libre,
empezar la cuesta
en punto muerto,
querer contarme quien soy,
pensar más despacio,
contarme a mí quien soy,
poner punto final a este poema,
ver toda la circunferencia desde el centro,
escuchar conversaciones
en todos los puntos cardinales,
estar atento a la belleza y a las copas,
ver el reparto de los panes y los peces,
apagar al mono
que nos revolea cocos
desde la palmera.

Se conversa
del lado oscuro de la casa
pero he leído menos,
mientras fuman porro
como nueces,
cada tanto
un botellazo en la cabeza,
como metáfora,
come on baby dame nesquick
y un tema de los Doors,
evito lo que no me interesa
y voy y vengo
como el holandés errante,
compré una botella
para cambiar un billete,
casi de alta
de la rutina de los jueves,
la gente ya sabe
lo que me gusta hacer,
imaginarme detrás del escenario,
ver la letra hecha pública,
conversar con todos
y conmigo y con nadie.

Faltan los naipes sobre la mesa,
tal vez hoy sea
la noche cuando actuar
para ir a decir
lo que yo creo
cuando me den la entrada,
cuando me den el pie,
ahí vienen los artistas,
los veo en primera fila,
si esto fuera un karaoke
elegiría cantar
borracho y loco
junto a la mujer que admiro.
Llegar tarde y primero al mismo tiempo,
bienvenidos al otro lado
suenan las puertas,
hay un dato
que no está dado,
que nadie tiene,
pongo la botella en su lugar,
acomodo el vaso
y dejo reservada mi baldosa,
que no corra peligro
sentado en el piso,
me equivoco al pronunciar un nombre
aunque la duda subsiste.

Tengo
la formula de la felicidad
pero no la conozco,
yo estoy aportando.

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