domingo, 23 de diciembre de 2012

Contando hasta ocho

Venía pensando sobre la bicicleta dos versos memorables (que no llegaron a destino) cuando vi y leí un papel en el piso que decía: “sueña respeta ama vive camina y aprende disfruta no seas esclavo del dolor” para después invocar a Jesús. Hasta la invocación acompañé la lectura maravillado por lo oportuno de este mensaje en el piso. “Sueña respeta ama vive camina y aprende disfruta no seas esclavo” alcancé a leer hasta el momento en que decidí guardarlo como recordatorio. Hasta cierta parte lo entiendo universalmente válido, quizás disiento en el nombre y apellido de a quien se le adjudica la capacidad de asegurarnos libertad y vida. Creo en Dios, creo en “Dios es Amor”, creo que es cierto lo que un amigo del alma me mostró en una medalla, que fue San Agustín –sea él quien sea- quien dijo “Ama y haz todo lo que quieras”.

El paseo me llevó hasta una plaza, un espacio que hago sinónimo de libertad, y me trajo a este lugar de revelación: no estoy listo para ser de nadie, contra todas las urgencias.

Si digo "hay una fiesta y estoy invitado" puede leerse en dos planos, distintos: si la noche real es la de hoy, la fiesta de la noche de la metáfora también me espera. Tengo urgencias por hacer escuchar mi voz, urgencia por decir tantas cosas. Ahora ya sé lo que pasa después del balazo, los ocho segundos un día terminan.

Llegar a casa, ponerme cómodo, sentirme a salvo, son otras tres metáforas posibles.

-.-

Vi el fogonazo,
escuché el estallido
y estoy contando hasta ocho
mientras la bala desanda camino.

Me distraje un largo rato contestando mezquindades
en una batalla innecesaria,
hay voces que no quiero escuchar, no ahora,
a veces me encanta estar solo conmigo.

Hay recuerdos que resucitan, ensañados,
como esa noche donde te dije las cosas,
te dije tan claro que estábamos a un paso
y un hormigueo amanece a mis pies.

Necesito verte, hoy, ya, ahora,
y reírnos del valor de mi discurso.



No estoy listo para ser de nadie,
contra todas las urgencias
hay una fiesta y estoy invitado:
tengo urgencias por hacer escuchar mi voz,
urgencia por decir tantas cosas

Ya sé lo que pasa después del balazo
los ocho segundos un día terminan.


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