viernes, 27 de abril de 2012

¿Escribir?

Hace algunos años, en un colectivo por entonces fresco, llamado CQC, comandado por Mario Pergolini, alguien se descolgaba cada tanto con un ¡que buena pregunta!.

Algunos escriben porque no tienen más remedio que hacerlo, otros para alardear de su destreza técnica, otros para ganar dinero. He visto casos de gente que escribe algunas cosas y/o de algunas maneras que, quiero pensar, deben tener alguna justificación, aunque a mí se me escape. Para todos hay lugar debajo del sol.

¿Por qué escribir? y ¿Para qué escribir? son dos preguntas distintas, que generan una tercer pregunta, compartida, ¿Sobre qué escribir? y a la hora de la verdad, ante el papel, confluyen en un punto común, tienen una pregunta en común: ¿Que escribir?, que genera en el cuerpo, ante la hoja en blanco, el escozor del encuentro con lo desconocido, cita a la que concurrimos con la ilusión de haber previsto algo más que el saludo, y comparo esta imagen con la llegada a una fiesta de la que solo sabemos la dirección y el nombre de la persona que nos invitó, o por qué no, con un encuentro íntimo a puertas cerradas con alguien a quien conocimos esa misma noche.

¿Que escribo?. No sé, voy tirando palabras, algunas al teclado y otras al descarte, y van saliendo ideas, en algunos casos sorprendentes. Al iniciar esta entrada, ni sospechaba de la última comparación. Fluye, algo fluye y va cayendo, sin un propósito previo, sin un contexto evidente, y cada tanto repaso a ver de dónde vengo y a donde voy, y hablo de las letras, y hablo de la vida también, donde la ilusión de haber previsto algo más se empeña en desvanecerse.

Escribo porque si, porque me gusta. Es, a priori, algo completamente innecesario, aunque no me gusta esa palabra, me suena mejor superfluo, tomándolo mas como algo opcional, algo que si quiero si y si no quiero no, algo a lo que nadie me obliga, algo que nadie puede exigirme. Hay, en este acto de escribir, una manifestación plena de mi libertad: escribo lo que quiero, porque quiero, como quiero, cuando quiero. (Bueno, me entusiasme, en realidad cuando quiero es cuando quiero y puedo, pero lo demás es así como lo dije). La cuestión de si es necesario lo que escribo es casi indiscutible. No es necesario. ¿Quien necesita lo que no conoce?. Quizás leas esto y encuentres una respuesta a alguna pregunta, quizás leas esto y encuentres algo que hacer durante el tiempo que le dedicás, digo, podes leer esto y suplir alguna carencia que tengas pero eso no convierte en necesario lo que escribo, sino en útil a tu necesidad. Puede ser que otro día quieras y/o desees volver sobre estas letras, y recién ahí, por excepción, podemos revisar este punto. .O que me convierta en pastor evangélico o sacerdote o gurú o en apóstol, y alguien precise mi palabra, pero eso tampoco es necesidad, sino marketing.

¿Para qué escribo? tiene en apariencia muchas respuestas distintas, pero creo que confluyen en una. Escribo para limpiarme. Es una especie de autoexorcismo, un ritual, por el cual expulso de mi mismo mis temores, mis demonios. Me sumerjo en mi oscuridad, me indago, hablo con los espejos, me escucho. Recuerdo un texto en especial, Desiderata, un verso ahora: Muchos temores nacen con la fatiga y la soledad, y al escribir dejo de estar solo, porque lo que lo que logro es un intercambio epistolar conmigo mismo, en términos psicoanalíticos quizás sea correcto decir que pongo en contacto a mi yo con mi súper-yo, pero lo cierto es que al darle existencia real a los fantasmas, puedo valorarlos en su justa medida, puedo desvestirlos, puedo amigarme con ellos y también puedo matarlos a voluntad.

Y sobre que escribo, es lo que menos me importa. Hay, en el acto de escribir, subyacentes, un conjunto de intenciones. Hay un afán de exhibir, de mostrar. Quien escribe sobre sí mismo, sobre sus vivencias, sus estados, sus emociones, se está paseando por un escaparate virtual. Quien escribe sobre sus ideas políticas busca difundirlas, quien escribe sobre sus gustos en la cama buscará partenaires, quien escribe chistes buscará sonrisas. Hay una búsqueda de reconocimiento, no necesariamente aplauso, pero sí de que el otro tome conciencia de que estamos aquí, igual que él, buscando afinidades. Por alguna razón, los ebrios quieren estar con los ebrios, los drogones con los drogones, los feligreses con los feligreses, y para no ser menos, los que disfrutamos, vivimos, entendemos esto, nos reunimos aquí.

1 comentario:

  1. ¿Puedo APLAUDIR???

    ¡¡¡pla-pla-plaaaaa-plaaaa!!!

    Esto sigue teniendo que ver con mis "tribulaciones" lo siento y es en un tremendo post que me lo devoré y ahora voy a diseccionar.

    SI SOY EL OMBLIGO DEL MUNDO ajajjajja!!!

    Bromas mediante, esto es genial! Me estás ayudando a pensar en un momento en que de verdad veo un tormentón en el horizonte y no sé para dónde agarrar y cada vez que pienso en mi blogcito, mi refugio de aire, mi nidito de expresión, aghhhhhhhhhhh saltan todos los ojos conocidos que leen mi blog, entiéndase por ojos conocidos, gente que me ama. Y no comentan, claro.

    Familia (esposo e hijas-madre-hermanos-novias de hermanos, primos y primas, es un alivio aquí ya no tener abuelos) amigos, conocidos, madianamente conocidos y eso entró a provocarme horror)

    Si horror-horríbilis-espantus!

    A ver, yo escribo mucho sobre mis emociones, sobre emociones que veo en otros, sobre...definitivamente soy EMO, vivo presa de las emociones mías o ajenas y las escribo. Podría hacerlo en un cuadernito, pero me gusta escribirlas en mi blog porque resulta que me encanta compartir lo que escribo, desde que lo descubrí me parece fantástico. No persigo fama, ni dinero, ni ser una literata reconocida, ni nada de eso que escribiendo lo que escribo ni a palos voy a conseguir. O sea yo soy de los que se pasean por un escaparate virtual, o de los que se paseaban, porque cuando tomé conciencia de que gente que me quiere mucho me lee y se preocupa y me preguntan si todo lo que escribo es porque me sucede y se enojan y sufren y piensan si me voy a cortar las venas o cosas así, dije bueno, fin de mi "literaturita" barata y zapatos de goma

    Luego sobre las calenturas políticas y/o sociales que me agarro, los atascos indigestos que padezco, tampoco sé ni por dónde empezar, ni cómo no ofender, porque las veces que lo hice, pufffffff!
    Estamos viviendo un tiempo complicado en este asunto de opinar- Hubo un tiempo donde todos eran opinólogos, te acordás? ¡Pero no pasaba nada! Ahora cualquier cosa que digas en contra del gobierno te saltan a la yugular sus talibanes, cualquier cosa que castigue desde la palabra una actitud X los que se sienten tocados te comen cruda y la verdad soy tan fóbica a las agresiones verbales como a las físicas, así que huyo cobardemente y prefiero hablar de una espiguita de trigo naif, una florcita que nace en el asfalto, aunque por dentro esté por explotar cual volcán fúrico, porque cuando exploté y escupí lava por todos los costados, lo pasé fatal, incluso llegó a afectarme la salud. Cosa que quiero y debo cuidar.

    Menos todavía hablar sobre los gustos sexuales, respeto a quienes lo hacen, pero no comparto, ni participo de esos blogs pues me aburren.

    Y me encantaría escribir chistes, pero no sé. Sí me burlo bastante de mi y juego con la ironía, pero hasta ahí llego, no mas.

    Ya vez lo que me hiciste descubrir con tu post, el motivo de porqué ya no me resulta atractivo escribir en mi blog: POR MIEDO.

    PAVADA DE DESCUBRIMIENTO!!!

    Saludos y gracias!

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