Anteayer lunes me
hicieron notar algo que más o menos sabia pero que no tenía muy claro cuando
iba a pasar: el primer aniversario de este proyecto expresivo, este depósito de
ideas y palabras y retazos de mi vida, este diario íntimo, esta almohada con la
que hablo, este lugar, precisamente este donde está esto que estás leyendo
ahora. No me tomé el trabajo de verificar si era un año exacto, capaz que si,
capaz que no, capaz que falta un poco.
He pasado
por todas las emociones, o casi todas, o seamos más honestos, he pasado por
unas cuantas diferentes, no todas y probablemente no muchas. La evolución de
un proyecto matrimonial, un despertar hacia mí mismo, algunos sobresaltos
laborales, la aparición de nuevas personas en mi vida, algunas de una
importancia que hoy juzgo mayúscula (que el tiempo pondrá en su lugar y
probablemente ese lugar sea el mismo). Apareció el amor, y desapareció y
apareció y desapareció y apareció y desapareció y está aparecido ahora aunque
sea un proyecto que tiene un ritmo que no puedo mayormente modificar.
Y por otro
lado corren algunas sensaciones que tienen que ver con la repercusión de mi
palabra en el espacio. Recuerdo la emoción de encontrar un día que tenía un
seguidor y luego dos, tres, cuatro, hasta estas escasas docenas que miro con
cierto halago y cierta desconfianza. Me halaga que alguien haya encontrado en
mi voz algo que le genere interés, y si es cierto el concepto de seguidor,
gente que está atenta y pendiente de lo que digo. Con cierta desconfianza
porque desde mi propia experiencia se que uno no lee todos los blogs que sigue:
me he declarado seguidor de muchos blogs y no tengo tiempo material de
seguirlos todos, y en muchos casos he perdido el interés en seguirlos de cerca,
cada tanto vuelvo a ver en que está esta persona o ver que paso por acá, y a algunos
he dejado de volver por encontrar una cierta repetición o por no encontrar algo
que pague mi interés.
En algún
momento quise ser famoso e hice ruido, como quien llega a una fiesta y saluda a
todos y habla a todos y se presenta a todos. Perdí con el tiempo esa conducta,
me siguen los que me siguen, me leen los que me leen. Me gusta que me lean,
estoy pendiente de que me lean, pero soy consciente de que el rating no me
acompaña. Tengo la vanidosa pretensión de creer que lo que digo es más
interesante o tiene más valor que algunas otras cosas que tienen más éxito y más
repercusión. Sé que podría hacer algunas concesiones con el propósito de ser más
popular, pero no me sale.
La
televisión ha derramado un par de costumbres nefastas sobre nosotros. Una es el
elogio de lo banal, no importa si es estúpido mientras sea divertido o sea
morboso o tenga sexo, y la otra es el zapping, la urgencia por entender si esto
me interesa o no me interesa. Hay tantos canales en los que estoy a tiempo de
ver un gol o una teta o un chiste o una noticia macabra que -por poner un
ejemplo que se entiende en Argentina- para que voy a mirar el canal Encuentro
donde puede haber alguien hablando, pero entender lo que dice requiere
sentarse, bajar un par de cambios y prestar atención.
No sé muy
bien a que llamarle éxito, pero si el éxito es que mi voz sea conocida, quizás
no lo esté logrando de la manera que quiero. Me gustaría ser muy leído y muy
comentado, pero no se sientan obligados, si llegaron hasta acá, a decir
presente. De alguna forma me importa saber que voy por un buen camino, pero
paradójicamente, yendo por el buen camino, no debiera importarme lo que piensen
ustedes de él.
Coincido con Sildelsur, si te da placer escribir, no importa para cuántos lo hagas o cuántos te comenten, eso es anecdótico. Ok, todos los que escribimos y publicamos en un blog, o leemos en público o hacemos público lo que hacemos es, obviamente, para que se sepa, porque si no me quedo en mi casa y escribo en un cuadernito que no sale de mi escritorio. Sucede que hay mucha gente escribiendo, por acá, por allá, por todos lados aparecen publicaciones nuevas y viejas y la verdad el tiempo real tiene un límite, los ojos se achicarran frente al monitor y la espalda duele. También están los libros en papel, a los que yo le dedico un buen tiempo. Y como si eso fuera poco muchos además de leer, escribimos, trabajamos, tenemos una vida mas allá del blog que nos insume tiempo y dedicación.
ResponderEliminarAhora mismo tengo una serie de cosas que estoy posponiendo por comentar aquí en tu blog (por ej.la revista del CAP, los cien programas de Perras, etc todo eso me come la cabeza) pero quiero opinar porque es muy interesante el tema que planteás. Has escrito muy claramente algo que nos cuestionamos todos los blogueros. Tengo tantos seguidores, mas, menos, pero tengo muchos mas seguidores que comentarios. Es mas tengo muchas visitas por día en mi blog, pero ni por asomo se aproximan a la cantidad de comentarios. Y lo que es peor, tengo entradas que yo he sentido como muy logradas, o sea de las que me siento feliz de haber podido escribir, y he tenido tres comentarios, dos...O sea, lo que me gusta a mi no le gusta a mis seguidores!!!!! Y otro día, escribo algo que tengo dudas o que no he corregido con manía loca y ohhhh, 10 comentarios (lo cual a esta altura de mi blog es un éxito ajajjaja!!!)
También existe eso de yo te comento, vos me comentás. Canje de comentarios, lo cual tampoco me interesa.
Prefiero el comentario espontáneo, interesado en lo que escribí, el que tiene algo que decir que el halago a cambio de mas halago.
Yo siento que el blog me trajo mucho a mi como persona que escribe, y que lee y que observa la realidad.Me dio mucho, aprendí de todas las personas que conocí, encontré mi estilo, mi cauce, mi motivación, amigos, gente mas que interesante y algo muy dificil (al menos para mí) me hice constante. (Recuerdo que mis maestras de la primaria me ponían en el boletín "debes ser mas constante", ya tenía esa falla de fábrica) Y en la escritura he sido lo mas inconstante que hay a lo largo de mi vida, porque siempre escribí, pero el blog me trajo eso, perseverancia, tolerancia, paciencia infinita ante un escrito que no sale como uno quiere. El blog es un cuaderno de ensayo, yo lo tomo así.
Tal vez alguna vez me atreva a hacer algo con esto que me he pasado escribiendo, tal vez sólo quede en el intento, pero ya descubrí que lo de la fama, lo que se dice fama, faaaamaaa no tiene nada que ver con lo literario. Bueno, si te ponés a escribir libros de autoayuda o románticos de finales felices y hotssss, quien te dice, ajajjaa!!! Pero me parece que tu escritura es muchísimo mas rica y que va por otro lado!
Te propongo que respondas estos comentarios, me parece una charla interesante.
Es mas me voy a conocer a Sildelsur =)
Saludos!
Ohhhh noooooooo, te dejé un testamento, horrrrroooorrrr!!!!
ResponderEliminarNo me di cuenta, perdón, me copé y encima te pido que respondas, es demasiado pedir, ajajja!!!
Chau ;)