Conservo la sangre fría
aunque no deba,
los ojos hielos
entre las llamas,
el oído aguzado
ante los dedos filosos
y ella y su corazón
en un cuarto de clausura.
Parado en primera fila
atiendo la canción
de la orquesta de la hora,
mientras jugamos a Sam
la vista y el ojo se disocian,
la noche se hace naranja
cuando bajo de los barcos
y hay tanto color en las calles,
tantos en tantas vidas,
a pesar del estorbo
de las plegarias expuestas.
El aire todo está redondo,
son sólo esferas y la mía
una pompa de jabón
cerca de su destino,
mi otra cara en el espejo
me está diciendo algo:
monos al norte y al sur,
por un momento viví la jaula.
En los ojos de la calle
las miradas parecen familiares,
vengo con la cara limpia
y tiempo suficiente para el paso,
el lobo no sabe lo que quiere
cuando evita atacar a sus becerros.
Me faltó hoy posar para la foto,
no comprendo el murmullo
de un canon de voces de cristal,
quiero lo que quiero pero no lo quiero ahora,
lo quiero cuando lo quiero, cuando quiero,
que dura es la vida del escriba
preciso de la herida y el desangre,
atento a una palabra que no llega;
algunos merecemos menos fama.
Camino como trying harder
aunque algunos no lo sepan,
así conocí la balsa de la perla
la noche del día que fui oso,
así tropecé con la manzana
que quise darte de probar
antes de aquel último verso
en la curva inesperada de la calle,
¿a qué sabe el sabor del mango verde?
Escribo porque alguien debe hacerlo,
cuán lejos estoy de ser poeta
como lejos estoy de ser actor,
no sé que quiero con quien sé,
casi grito al aire mi deseo
con la astilla de testigo,
Poco pude aprender hoy,
disfrutar cortando ramas,
acordarme de la amnesia y el olvido,
aceptarte como soy,
recordar hasta mi ausencia,
encontrar el papel perdido,
soy un escritor que no sabe
vivir con eso ni sin eso.
Me gustaría entender lo que escribis,pero está muy encriptado.
ResponderEliminarSe nota que escribís para algunos o para vos nada más.
Aún así,suena intenso.