viernes, 11 de enero de 2013

Día D

Tengo algo así como un exilio en mi pasado,
una infancia entronizada hasta estas horas,
el encierro de cuatro docenas de veranos
en el mecanismo insuficiente del reloj.

Sobreviví a los diáfanos grados de niñez,
a desencantos, desamores, desengaños y desprecios,
a la conciencia frustrante
de lo efímero de ser quien soy,
de saber y no tener lo que me falta.

La vida es juego, pero el juego muta,
un hilo de espuma, sal que cose arena y mar,
una costilla lejana donde el cielo se entierra,
donde nace y muere el sol resucitado
cumpliendo una condena más eterna que la propia.

Aun maduro el salto, el paso, la partida,
el éxodo de los lugares fatigados
por mis pies impúberes e imberbes,
carente del propósito vertebral que me cobije,
de una ley nuclear que alimente mis labios,
que silencie mis desvelos, que entibie mi sombra.

Hay un día de jugar a todo y nada,
de hollar el piso, de apostar al desembarco,
de retar la osamenta a cara o cruz en Normandía,
de ver al crupier cantar la muerte del infante.

Sentir que llego solo en mi ataúd al cementerio
huérfano en mi humanidad de compañía
sin saber de que lado del suelo es el entierro,
que es falso y que real, ni quienes impostores.


No hay comentarios:

Publicar un comentario

Prefiero no recibir comentarios anónimos y sin firma.
Si no tiene una cuenta, invéntese un nombre de fantasía.

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...