Aquellas ideas (el llegar a viejo con alguien en particular, el nunca perder mi casa y el ver mis muertos en el orden debido) se revelaron obsoletas durante los últimos meses. No voy a abundar aquí en detalles de que fue lo que paso, sencillamente no pudieron ser. Sobre el tercero de ellos si cabe una aclaración: en algún momento del año pasado descubrí que el próximo muerto en la lista debía ser yo, un yo que no era exactamente igual a mí, o –como decirlo con poesía- un yo del que me había alejado un poco, cuando el decidió mantenerse firme en un rumbo y una convicción que ya no me resultaban propias.
En la primera reformulación inteligida, pública, publicada, mencioné como mis nuevos tres deseos actuar, escribir y hacer el amor. Como la sabiduría a veces nos llega de golpe y a veces en cuotas, encuentro hoy necesario acomodar esta expresión de deseos, que por más cierta que sea no deja de colocarme en una situación de debilidad. Como en el caso anterior, voy a explicar (reformular seria mas fidedigno) mi tercer deseo, que pasa de “Hacer el amor” a “Amar”.
Queda claro que una de las formas de amar es hacer el amor, y –a quien le interese saberlo- no renuncio a ese placer como a ningún otro, pero no quiero confiar mi porvenir a la aparición de futuras parejas o compañías, que andarán por ahí siguiendo su propia órbita y –acá si confío- se cruzarán en algún momento con la mía. Condicionar mi buenaventura a ese encuentro me coloca en una situación de desventaja de la que voluntariamente me corro: mi felicidad debe nacer de mí, debo –y lo soy- ser una persona íntegra y completa, un individuo capaz de realizarse en sí mismo, y a partir de ahí atender mi propio camino y disfrutar lo que el futuro me departa.
Entonces los dejo ahí: Actuar, Escribir, Amar.
Tres acciones en las que me realizo en forma completa, como paso previo e indispensable a la perfección: actuar en público, ser leído, compartir el amor.
Tres acciones en las que me realizo en forma completa, como paso previo e indispensable a la perfección: actuar en público, ser leído, compartir el amor.
PD: Este post guarda relación con este otro, anterior:
Excelente! Cuantas energías se malgastan poniendo el centro "en un otro" objeto de nuestro amor, y no en nosotros. El artista debe centrarse en sí...y proyectarse. Lo demás fluirá...Tomo la sugerencia para mí...Gracias por tu texto! Abrazo
ResponderEliminarHugo (Heraldo Negro)