Poseído,
voy a la varieté
hablando solo
y con Dios y con el Diablo,
echándoles en cara a cada uno
lo que tienen de impostores.
En situación,
pasando la realidad
de los sentidos
al inconsciente,
asimilando toscamente
las luces y los carriles
Presuroso
por compartir la buena nueva,
confirmar
en lo que viene
lo que leí en versos ajenos,
zambullirme en lo irreal,
nadar debajo del ombligo
en esa gigantesca placenta
una vida amniótica,
viendo el parto desde adentro,
esperando
la hora de nacer.
Gracias Juan
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