A veces sueño el sí,
otras pesadillas
donde todo es imposible,
cada tanto me propongo
no mirar más hacia atrás
y al término
de la vuelta al mundo
estas otra vez ahí,
es un día menos
o un día más tarde.
Recuerdo
la noche que alumbró
el acta de defunción,
el poema cuyo único defecto
fue ser el asalto final,
el triunfo del cobarde,
una estocada mal hiriente,
la justicia de Salomón
cobrándose mi garganta.
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