la misma de tus ojos,
surgía de tus yemas,
entre pausas y claroscuros,
que hacían joven el aire
y me acunaban entre promesas.
Recuerdo,
cuando todo era futuro,
o presente,
y no hacia balances,
ni promediaba palabras.
Primero llegaron los juicios,
y luego los prejuicios,
y ambos y todos
llegaron temprano.
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