Gracias por el paréntesis,
la fugaz tregua,
el armisticio,
ese breve respiro de las armas,
de las almas.
Gracias por la ilusión,
la fantasía de lo imposible,
la mentira hecha cuerpos y sudor
y breves órdenes sobre las sabanas.
Recobro fuerzas así,
me yergo altivo,
entiendo y comprendo todo,
la propiedad del precipicio,
al que camino.
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