Hay un momento,
en que todo se evidencia posible,
en que el dolor crece hasta desmayar el alma,
y la sangre nos avisa que la urgencia es en vano,
y las confusas señas de los muertos se hacen luces y se apagan,
dejándonos solos en el medio de un puente,
previsible y perversamente bajo.
No es una opción el atajo hacia lo eterno,
no es un propósito ninguna orilla,
no nos quedan sino alas, y el instinto,
y tus brazos, y el próximo momento.
bello bello
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