Ni el más esforzado de mis saltos,
Ni la escalera más ingeniosa,
Ni los tejados más altos,
Ni el más potente telescopio,
Nada me acerca, de todo eso, a tu elevado.
Obedecí las conductas sugeridas desde el púlpito,
Recorrí los misterios prohibidos de la noche,
Probé dormir, también mantenerme en vela,
Y el sueño sigue siendo inalcanzable.
He intentado todos los atajos, hasta tu nombre,
Buscando llegar a mi parcela del cielo en ti a través tuyo,
Y no hay caso, no hay manera.
Resuena por ahí la cantinela de electas derrotas,
Pero reniego de la zorra y renuncio a desteñir las uvas,
Me sublevo una vez más al imposible,
Si Dios te mostró a mí, pues hay un modo.
Como en el centro de una perfecta campana equidistante,
Te encuentro en todos los lugares del firmamento,
En forma de estrella, de sol, de luna y de nubes estelares,
Y habiéndome extraviado en todos los intentos ascendentes,
Emprenderé el único camino que aun no he intentado.
Hay un lugar donde se pierde la distancia entre tu cielo y mi suelo,
Impaciente de alcanzarte y apropiarnos, pongo rumbo al horizonte.
Hola (kaixo en euskera)
ResponderEliminarLo primero, felicitarte por tu poema . Me parece estupendo - macanudo - como se dice por ahí.
Un gusto conocerte. Y sobre coincidencias: he vivido una buena parte de mi vida, en tu país, casi mio, El que fue mi marido es argentino y cinco de mis seis hijos lo son . Amo ese país y casi siempre hay algo de él reflejado en mis sencillos poemas.
Y bueno, ya seguiremos conversando, no?...
Abrazos. * Soco
Qué poema enorme!
ResponderEliminar"Resuena por ahí la cantinela de electas derrotas,
Pero reniego de la zorra y renuncio a desteñir las uvas,
Me sublevo una vez más al imposible"
Ese es el mejor camino, el mejor atajo.
Besos!